De Román paladino
10-
el hallazgo de las palabras. recordalo
si un día te dieras a pensar en nosotros
dos. y que para nadar mojarse había
que. ahora justo cuando (otra vez)
se llenó de gorilas y gestores
el gobierno popular clasemediero
blanco argentino; les ofrecemos
nuestras simpatías: con las cenizas
de los traidores, etcétera. nunca
dentramos en los libros, en las listas,
en dios, en la libertad de conciencia,
en las instituciones libres. pero vivimos
más, precedemos a las rúbricas.
15-
nos volvimos viejos destruyendo demasiadas
cosas y todos los recuerdos terminan igual
(son gratis y encierran a propios y extraños).
sonreímos en blanco y negro. en silencio,
como fue en un principio. queríamos decir
hola y adiós y buena suerte, mirar el encanto
rosa y dorado del atardecer. gira indiferente
la luna, amparo de los simples. una música
vaga por el arco del cielo y no regresa más.
20-
desoyó una oración, el lilio, la lluvia,
la tarde y ahora gaya trama de sombra,
y ahora mero sueño nada más donde
nuestra discorde nota se esfuma;
esperar era lo dulce. sabíamos dos
estrofas: una de gracia y la otra
de ruina. no se aprenden dos veces.
31-
para Jorge Aulicino, la paz para los
que pacen.
conservar aquello que se ha perdido,
nunca lo ambicionamos; es bien lo sea.
copiamos de vez en cuando algunos
versos (faltos de talento para el daño
y la publicidad como tantas glorias
nacionales), unas pocas palabras
gastadas que dudan sobre el orden
terreno y estomacal, acaso las mejores
que recordamos y olvidamos, antes
y después, sin afán de estar en lo cierto.
aceite quemado bajo las estrellas.
De Recuerda esa palabra
de los ricos. enemigos
del pueblo. sus bienes
materiales y
espirituales no son los mismos
que los tuyos. ninguno
habla contra la propiedad
burguesa (cuando
parlamenta). no comen
lo mismo que vos. son
los elegidos de sí mismos.
progres, fachos,
indiferentes (emergentes,
crónicos, peligrosos),
gente que mata gente.
siempre serán
ellos o nosotros, ese es el único
consenso. y nulas ideas limpias que añadir
al sermón de la montaña mental de la época.
las ideas no se matan,
mueren solas.
32-
y subsunción. no contiene
luz ni oscuridad,
ni certeza, ni quietud,
ni alivio para el daño.
no intercambia sangre.
que asimilado a la tierra
mi corazón se parezca al
suyo todavía.
que nunca confunda el
camino
con los nombres que lo
alegan.
que nunca torne la cabeza
civil.

