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CÉSAR BELAN. BITÁCORA DE LAS ISLAS (FRAGMENTOS)

 








Si los cuentos que narran los marinos,
Hablando de temporales y aventuras, de sus amores y odios,
 De barcos, islas perdidos Robinsones
Y todas las viejas historias, contadas una vez más
De la misma manera que siempre se contaron,
Encantan todavía, como hicieron conmigo,
A los sensatos jóvenes de hoy:-¿Qué más pedir? Pero si ya no fuera así,
Bien. ¡Así sea! Pero que yo pueda
Dormir el sueño eterno con todos mis piratas
Junto a la tumba donde se pudran ellos y sus sueños.
ROBERT L. STEVENSON 

 
Vicisti Galilæ!
JULIANO EL APÓSTATA


 



«Día cruel cuando Hamlet encuentra al padre, el otro

Hamlet, ya no en el brumoso torreón de un castillo danés;

sino cuando se le cruza en la cocina a plena luz del día y

pugna con el fantasma para usar el inodoro.

Mientras él, hijo de otro Hamlet, me vuelve la mi-rada, cual

un Abraham sin dios a quien ofrecer sacrificio, se acaricia la

barba crecida y en la mano blande una reluciente navaja de

afeitar»

 Tengo algo que decirles a ustedes todos

 Rosencrantz y Guildenstern están muertos;

 Padre, perdónalos porque no sabes lo que      

Haces

 

 

 

Sin embargo te doy gracias

 a ti, cuerdo Hamlet

 y a ti gracias,  buen mesero

 por alcanzarme aquel

 dulce arsénico balsámico,

 ¡Oh, Felix Culpa!

 que mi obsceno padre

 bebió en el café

 el día de nuestra despedida.

 Ahora, entre el humo de un cigarro

 Concluyo,

 en regalar a mi hijo mi muerte pronta

 

 









Hoy hablaremos del espíritu /de la lucha del espíritu
por librarse y de las clases / de espíritu, aunque yo más
creo en la lucha de clases.
ARTURO CORCUERA


En clase de catecismo.

 Son días buenos para la reacción

estos días,

 donde se teoriza de

 la lucha de las plumas

 por librarse de las alas

 y así cosechar los frutos

 de su más libre vuelo.

 

 Qué pensaría de Campos,       otros tantos de

la poesía comprometida

 del clavo

 pugnando liberar

 sus acerados filamentos

      del cuerpo lacerado

      de un obcecado

 asceta yerto.

     

 

Qué pensaría de Campos,        y otros tantos

y qué pensaría

 el otro clavo

             clavo innominado

 que enlaza

el herrumbrado

 esqueleto de un féretro funesto;

 

 

Niño que habitas

 el féretro y el clavo

 herrumbrado  y esqueleto

 

¿escuchaste alguna vez

 del vuelo de un ala sin

 el viento?

 

 

 





y sueña que la muerte es una ilusión del mar.
Antonio Machado, Parábolas, II

 

 

 

“¡Oh, Iemanja!

En tu pupila gigante

Azul y blanca

Verde y rosa

Repiten tus flores espumantes

Una y otra vez

En la muerte délas olas

Tus himnos y tus honores.

Desnuda, vanidosa

Madre, amante y diosa eres.

¡Oh, pupila gigante!

Donde se confunden mis mudos

Lagrimones

Con gruesas y saladas gotas

De tu cuerpo.

Me ve Xangó a lo lejos, celoso,

Con mi mentón sumergido de besos

Fríos y verdes,

Con su espada de fuego,

Danza con sus amarillas lanzas,

Mientras yo, en tu vientre te poseo

Mientras mis miembros helados ceden.

Yo voy haciéndome cada vez más tuyo

¡Oh Iemanja!

Sumergiéndome desnudo

Sumergiéndome en la muerte

Haciéndome parte de tu inmenso deseo

Ya perdido hacia el fondo de la mar”.