Se comprende la finalidad de la escritura
al observar las rayas de la cebra
cuando se quitan
citas y alusiones / qué queda de ti
qué te queda / hay
un lugar
que no puedes
atravesar / qué remedio te queda
cruzar rayar /
marcar y rasguñar / livre de la nature
si vinieron en
manadas
corriendo / ¿el
fondo es la zona blanca o las negras líneas?
huirás o te
quedarás / como una cebra
*
thy self thy foe
(soneto I)
de las bellas criaturas / qué deseamos
que la nunca rosa / nunca rosa muera
pero el tiempo / deceso agostamiento
en la memoria tierna
y tú en tus ojos tú / tu yo encerrado
alimentada luz de llama / yo sustancia
hambruna hostil / contra rara abundancia
cruel enemigo / dulce enemigo propio
que eres ahora / ornando el fresco mundo
de alegre primavera solo heraldo
ocultando en capullo / tu contento
avaro en darte / en el desgaste tierno
piedad o el mundo / el mundo de otro modo
en desaparecer / tu propia grave tumba
*
Freoðuwebbe (“peace-weaver”)
Beowulf, v. 1942
Agridulce es el amor: la estrategia no dio buen resultado.
Siguen peleando,
nunca se detiene la guerra
entre hermanos y
amigos. El odio se enciende
como fuegos
ocultos.
Pero yo aprendí el
amor. Conocí tu cuerpo.
No había visto un
hombre desnudo, nunca, antes.
El arte de tocar
es complejo y curioso.
Adivino tu cuerpo.
Es la oscuridad.
Mis dedos te
recorren como si fuera un mapa,
como si leyeran
los signos de bahías, elevaciones, rincones, la costa.
O como si fuera un
tejido, como si siguieran los hilos
en su trama, en el
telar, los nudos, el entrelazamiento.
Te sigue mi mirada
“lúbrica como un mono”,
ebria como una
nave suelta, sin lastre, sin anillos de oro,
a la deriva.
La guerra
continúa, a pesar de todo.
El amor se aprende
de a poco. Se enciende
como fuegos
ocultos.
Las colchas
Fernando
Fader,
Museo
Caraffa, Córdoba.
la serie de formas, los
cuadrados cuadrados cuadrados.
La trama de las vidas se teje
en este cuarto.
Las Parcas cortan el hilo de la
leyenda / estas mujeres cosen
hilo con
hilo, chisme con chisme, relato con relato.
El hilo no se corta nunca, se
va deshilando cada vez más,
y más, se aleja por metros y
por años, la hilacha se ve
detrás de cada acto, cada hecho
hecho y deshecho.
*
En Japón imaginariamente
de la diferencia entre decir y
ver:
no se ve. Hay un “jardín de
palabras”
en el que siempre llueve y
llueve.
La repetición de hechos ha sido
llamada
“monotonía”. La repetición de
notas musicales,
melodía o paralelismo.
Sin embargo, no lo es.
Absolutamente. La vez segunda,
o tercera,
o ciento catorce, delata
cambios perceptibles.
Muchos aceptan.
Sabe dónde están ahora la luna, el tenedor y el secreto
de catorce años. Sabe de dónde salió esa música temprano y por qué no hay
arrugas todavía en la superficie de la seda.
Antes de la ceguera, era la noche. Todo era nada cuando
no se veía. La ceguera es consecuencia de un descuido. De la ceguera de Dios, a
quien nadie ve pero que puede ver. La ceguera es definición de la ceguera.
Las arañas son ciegas. Estamos atrapados en sus redes,
somos moscas de su pequeño inmenso universo. Nos vemos en rodeos, como
hablamos. Bajo el brillo macular de un sol negro.
El diseño reticular está indicado para producir vértigo.
Para estar en el centro remolino. Para caerse y romperse. Ya entraste en
vorágine.
Se pregunta el viajero,
en su barco con rumbo desconocido
del pasajero
sentado en cubierta
en la butaca de
lona, con la mirada perdida
e infinita en el
mar?
¿Y del mar al
cuerpo de ese otro pasajero
de largos ojos
grises y gráciles miembros?
¿Se llamará deseo?
Ese joven de
jacinto, esas manos que han tocado
barro y madera,
¿será deseo? ¿Será una larga cicatriz,
enorme y luminosa?
¿Este deseo de ser
mirado también
y tocado como
barro y madera? ¿Esto que me pasa
a mí, con la
mirada perdida
e infinita en el
mar? ¿En estos celos?
De la hez humana
Evito
la locura cagando más.
Richard
Gwyn, The Vagabond’s Breakfast
Las conexiones son inesperadas. Confiesa que le divierte la
manera en que “el bienestar del cerebro y el del intestino están tan
conmovedoramente conectados”. Y ofrece consejo: “Hay que sacarse la mierda de
encima antes de que a uno le llegue al cerebro.” Las conexiones son
involuntarias.
Las conexiones son inesperadas. Insistía Salvador Dalí con
la teoría psicoanalítica de que, en los sueños, el oro significa mierda. El
lenguaje es dorado. El estilo es de plata. El siglo es de oro. Las palabras que
usás son auríferas.
Tu garganta es argentina. Tu dicción, aurisecular. Tu
acento, una porquería. Cuánta anáfora, cuánta elipsis para atreverse a decir la
verdad. Dicen que (a veces) Rembrandt pintaba con sus propias heces. La rima es
involuntaria. La rima es injustificada. El oro, devuelto a la tierra, “as
useless to men now as it ever was”. Hay que encerrarlo entre paréntesis. Hay
que guardarlo bajo tierra. Como la hez. Érase una vez.
Procedencia de los poemas: “Se comprende la finalidad de la
escritura…”: Devoción por el azar (Buenos Aires: Bajo la Luna, 2010. / “Thy
self thy foe”: Litmus test (Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,
2013). / “La tejedora”: El punto suspensivo (Batán: Letra Sudaca, 2014).
/ “Las colchas”: Las causas del
desconcierto (Buenos Aires: Zindo & Gafuri, 2016). / “En Japón
imaginariamente”: Al comienzo era sólo un murmullo (Santa Fe/Mar del
Plata: Universidad Nacional del Litoral/EUDEM, 2017). / “Los ciegos”: Ileso
no saldrás (Mar del Plata: Es Pulpa, 2022). / “Se pregunta el viajero…”: Entre
los juncos y la baja tarde (Mar del Plata: CEPES, 2022). / “De la hez humana”, inédito.
Fabián O. Iriarte nació en Laprida (Provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1963. Reside en Mar del Plata desde 1979. Enseña Literatura Inglesa y Literatura Comparada en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Algunos de sus libros de poesía son: Devoción por el azar (2010), Las confesiones (2012), Litmus test (2013), El punto suspensivo (2014), Sópola temprar (2017), Al comienzo era sólo un murmullo (2017), Pocas probabilidades de lluvia (2021), El método del discurso (2022), y Con sutiles artimañas (2023).


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