Mostrando entradas con la etiqueta Primaveras cortadas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Primaveras cortadas. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de noviembre de 2025

TEASER: JAMILA MEDINA. PRIMAVERAS CORTADAS

 








kasia derwinska





Círculos concéntricos

 

En la enramada

un claro apartado por la lluvia.

 

Pudiera resbalar sobre las hojas

gélidas, podridas

hasta su centro;

pudieran hacerme resbalar

(dos pies echándome a rodar por la cuneta)

y una mujer exánime allá abajo

y la humedad subiendo desde el suelo.

 

Rodeando las ciudades

junto a las avenidas que permiten penetrarlas

siguiendo el dibujo de los tréboles

la enramada se ensancha

la hojarasca se expande repitiendo la humedad.

 

Desde aquel claro

el cuerpo pudiera desear

no haber abandonado las ciudades

transparentarse bajo las bombillas atravesando el parque

asolado por otra claridad.

Incluso yo desearía estar ahuecando aún

un sitio

entre los bordes verdosos del útero:

un feto

dentro del vientre

todavía

bajo las luces desgranadas de Al Azirah

(tierra crecida entre dos ríos).

 

El cerco verde

el centro seco y la humedad

extrañamente se repiten.

 

 

May queen

 

Hablando en plata,

como una urraca ansiosa:

                                                               nacer


                                   

                                                               brotar


 


morir en una piel de la que puedan  salir  campos enteros de lavanda

 

 


                                                                                                                                                                     kasia derwinska



Ifigenia/Polixena/Casandra

 

No esperes comprender la poda

ni añores

que la raíz te atraviese vertical como un tentáculo,

te penetre viole(n)ta.

Túmbate.

Piensa en el sexo de las mutiladas y las brujas las débiles las retrasadas las caídas                                         piensa en las ciegas las locas las mudas las lisiadas las cojas las tullidas

las lerdas y las lelas

las enanas

piensa en el sexo de las tardas

que no llega nunca.  

 

(1838-1857)

 

En pasadizos de mármol blandos de capullos

hundió Adelaida un pie como de blanca seda

aulló en jazmín.

 

(H)abría un ventanal al otro lado.

 

 (1932-1963): Todesarten/Formas de morir

 

Beauchamp querido amigo ve al balneario a campo abierto a cortarme verbena para atraer a una locura espectacular. En una majada de puentes escarda, escalda en el espejo mágico de las aguas de alpaca con una saña que permita obtener la máscara rayada en índigo y en sol que sabes que quiero para mí. Una doncella de metales imposibles. No vuelvas hasta no agitarte y venir como un pañuelo deshilachado despedido en la corriente. Amarello manga amarillo pus gruesa como una cáscara armadillo ciruela es la jaula que busco. Las horas los años o las olas… es sólo un problema de sonoridad. Soy una momia en clase de zoología, me arqueo vibrante como un abanico como una valva festonada ondina, soy… un criadero de perlas, bizqueantes, dos veces vueltas a cocer. De todas todas los ramos negros de mariposas negras llegando lentamente te aletean contra el rostro: pájaros, escaleras hacia el fuego. Siempre. Un correteo… de faldas sobre sayuelas. Siempre. En el ojo del huracán, en el ojete de Ra por el que trino con mi aguja, en el ojal de mi blusa fresa silvestre de las fiestas la verbena morada, alienta en medio del insomnio.


Mientras estaré escribiendo en mi diario, sobre el diván con lapislázuli pequeñas postales de navidad: Amada Djuna (1892) mi esposo está cruzando el agua Amada Woolf (1882) cree que estoy loca, bajo los árboles de invierno busca la noche de su asfixia Chère Anaïs (1903) dice que va a buscar Europa pero yo sé que traficará y chamuscará y asolará los prados de mi piel hasta encontrar la ruta de la seda. No intentes nada el manicomio es un lugar sin brillo, sólo te alivia del asado y maniatadas no se puede bordar ni un verso hilar paja para convertirla en oro. Te lad/bran te taladran te trepanan un cerco lleno de palabras, palabras, palabras (words world work). Te maquillan y enlutan. Tembuten en un traje de balido o de lob/ra.


En una campana de cristal he descubierto que si se abre el horno a la mayor velocidad te cocinas como una linda ga(lle)tita de la suerte –con un vaso de leche en el estómago.

 


(1936-1972)

GRAND PRISMATIC SPRING

sobre la enorme primavera del lago en el parque de la piedra amarilla

esteras de bacterias    entretejen la gran balsa azul de Flora

–estéril por la fiebre de un fondo de alta profundidad

pero tan maravillosamente multicolor a los lados

que las parejas desandan por los senderos

de madera apuñalados en el aire

sobre cuatro patíbulos.

 

Salta

del géiser

(un box spring)

el bosque virgen que no quisiste abrir

aunque espumaba a rabiar  –como un alkazelzer en un vaso–

y ella quería contarte lo que acontece antes y después de la muerte (de la noche).

 

La sirena del fango cuya belleza sobrenada en un manto de invertebrados acuáticos

(gusanos   caracoles     cangrejos libélulas…         pulsos de mujer)

no reina abajo;        deja tu inmensa balsa quieta.

 

La primavera

es todavía balbuceante

pero el verano aquí   rompe en humores ácidos (rojo lima)

y el invierno la arropará en un verde fronda       verde capullo destripado:   

su huevo en ninfa larva pupa   y sola tú podrás al fondo refulgente de la charca

dentro del lago cruel: bocas pintadas de polichinelas   con hilos de oro  como la cara   de la princesa Wan Dou sobre una de las jade(antes)                                       2.600 teselas.

 

Te dejaré que lleves   sanguinolento el sexo bajo un abrigo blanco                   de plumón

y la mano enjoyada con alguna otra mano de mujer cortada  (quizás Norma J. Baker:

con los dientes blanqueados puntualmente en seconal)

que se te ajuste suave en la muñeca.

 

Rema y calla rema y calla chupa y rema

entre los ojos de buey del camaleón   veo un campo de algas trepadoras

de pulpos color vino y cabezas con pañuelos    que llenan de grafitis la lengua de tu voz

alzo esta cas/ja de música hasta la concha de tu oreja

escucha,           son Les Quartiers de París:      

una espiral de alcantarillas circulares

donde flotar en la stultifera navis.

 

La piedra de la locura, la piedra lunar, la piedra angular,

la piedra

filosofal

se puede extraer por la nariz y embalsamarte rápido

o puedes dejarte podrir emparedada en tu propio cuerpo

de junco de molino de trigo   de mancuerna de espigas    del arroz.

 

Del lodo

una capa infame

con incrustaciones de gusanos

medallones de almejas   crujiente frufrú de cuerpos de libélula:  

serás de hierro entonces     un hierro al rojo vivo

que cunda entre los muslos cuando elijas

(ser Blanca Buda)

 

hasta que entre el invierno:

y seas de un verde ojos dormidos

un verde rabia de mujer y un verde

uñas de Sally Bowles

que en medio

de la nieve

calado

se atraviesa vertical: un árbol en vez de bulbo/a en flor.

 

Sobre el agua

del deshielo se podrán

rearmar para ti todas las muertes

caleidoscopio   con los iris   arrancados

en Yellowstone, THE GRAND PRISMATIC SPRING.

 

En corredores

púrpuras

y malvas:

soberbia

pudriendo lento

–como crece una alfombra

tejida a mano–

espinarás primero suave

y el oasis

irrumpirá violentamente por abril:

huertos de lilas

todas las lilas

vivas y muertas 

a deshojar

en mayo.

Serás podada rigurosamente

prýgai, visná

(salta, salta, primavera)

 

acorralando

 

el jardín raja en ti.

 

 

         Arrondissements o el valle de las muñecas pelirrojas

Kamila Rudzinska

fue,

junto al también desaparecido Januzs Lalewicz y a Maryla Hopfinger,

colaboradora, en la Academia, Polaca, de Ciencias.

 

Es suficiente.

Cómo rasparse la lengua y no decir        

una mujer dúctil y frágil                     (musa y sirena                 ninfa y ninfómana)

débil y grácil   como una cinta un alfiletero un almohadón de pelo un lazo

se durmió                pequeña ola        

te está esperando en un sedoso claro tras la selva:      con su suave colonia           de termitas

(un falo erecto en su boca ¡la hostia!:

sus labios brillan como sangre de paloma).   

 

En la sima de la mina de Mirny otro castillo de Csejhe


                                                                             


                                                                              de Amherst

                                                                             

                                                                                  de Prieuré

y un cubil de cristales escarlatas                            de opacidad difícil

sedados con agujas de rutilo

girando girando        en el estanqu/te:

 

a tiempo, donde ya no crece ningún verde, Rosemary o Sharon Tate:

la raposa granate                 que no retoña nunca en mayo

 

Julia Pérez Montes de Oca y Rosa Krüger

casi a destiempo, con mucha salsa de yogurt en la nuez de la cara

 

y Violeta Parra en la carpa de La Reina

Alfonsina Storni, La Plata, La Perla

y la Señora Perro: rey de la muerte

y Marina Tsvetáyeva: rey-doncella

y a falta de heroína, el planeta menor 3067 Ajmátova

–valientes estalactitas aserradas                     con una ciudad en el interior:

acantilados-laberintos subterráneos   perforaciones   buhardillas-cámaras secretas   cataratas   baños de asiento-puertas condenadas   pubs

grutas-quistes-retretes   balcones al invierno   y unas graciosas junglas de creyón:

Ingeborg: la rata de sus lla/emas corroyendo el corazón de la princesa de Kagran

y Única Zürn: el maniquí de Bellmer, lipstick, primavera sombría number one.

 

En el fondo.            Parecería suficiente:

sin bastarse   para cubrir con pan mojado, todo el suelo, de la tierra dormida              

siempre corriéndose para hacer un espacio:

tú y Carol-Anne (con parásitos en el intestino grueso)

las dos reptando como orugas       

en el fondo           demasiado temprano en la mañana.

 

 





                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          









París después de brujas

 

Sobre todo

–mientras se hacía calceta–

se vigilaba atentamente buscando comprender

por qué algunas cabezas necesitaban un segundo hachazo

a pesar de llevar hecha la toilette.

Ya que los tajos

se sucedían

una llevaba siempre un pañuelo para hacerle un nudo y recordar

cuántos árboles de la libertad debía sembrar.

Cerca del escenario

lo divertido era ver

calcular a ojo

los estiletes de sangre

el boomerang encarnado

el orine y el vómito rosáceos

la cuchilla sobre el cuello de las ardillas de Angers o de Orange

y el festín que tendría una después

en la Carmagnole

si teniendo en forma algunos documentos

lograba probar su viudez o su orfandad

para bailar frenética

celebrando

rabiosamente a la moda

con zapatillas de punta.

 

 

Playa pasarela

 

Era una antigua tradición

pero mayo del sesentaiocho

renovó las ganas de mirar hacia París / para saber

el último grito

de la moda en grafitis

(la pajarita sustituye la corbata; en la mujer: suben el corte y el precio de las sayas; las abanderadas las llevan de moaré: un tipo de seda de apariencia ondulante, con capas superpuestas de telitas translúcidas, y estrellas amarillas incrustadas).

 

Francia / siempre / está bailando/ un maypole

de tres por tres.

Color azul en medio básico. Color violeta en medio neutro. Y rojo en medio ácido.

Después del equinoccio estrena tu nón lá

adorna con bandas de lana las barricadas verticales

para mostrar aflicción primaveral

y repite los ritos carniceros

incluyendo prácticas mistéricas, la ceremonia del bombón con licor

adioses con pañuelo y automutilaciones

grita, eyacula, sangra, debajo de la calle está la playa.

 

La sociedad es una flor carnívora: camina suave, zapador

hay parapetos de apariencia fieltro Rousseau, con perforaciones que dejan ver otras telas debajo o la misma piel, color azul capitán, uva y ceniza:  

muy junta / la masa / deberá desfilar sin revolcarse / siguiendo a Caroline de Bendern / detenida en el aire, con su gabán verde botella;

hay parapetos de apariencia traje de noche de georgette (seda muy fina y transparente), que permite / estar bajo tierra sin que te huela el topo

y hace un cómodo globo en la nariz / cuando se intenta respirar:  

agitadores y abanderadas / contorsionando el pubis / llamas-girando-en-la-cucaña

se irán despojando de ropa y lencería

–que se lleva de lame o chiffon, de preferencia rojo sofisticado

no tan provocativa

que no te deje escribir / sobre ella a gusto

cuando muera iré al cielo, yo ya viví Vietnam.


 

Navidades en los Campos Elíseos

 

He leído sus diarios.

 

Cuadrillas de jóvenes silbando entre los algodonales;

sobre sus cuerpos acodados

las chispas del níquel como un fuego de artificio

en el cajón de la fábrica.

 

En la quebrada y en la selva

puntas de higuera yendo hacia el sol

Oriente adentro.

 

Lo he visto acostarse

he visto en fotos su muñeca / las piedras y las velas

la libación con que despierta.

 

La caña es demasiado brava en la cañada

no la obligues

a ser arco de triunfo

y la caña de pescar vuelve a su sitio si la trenzas en aureolas

o guirnaldas.

 

Para qué coronar

desconoce sus nombres de soldado

de la cañadilla amontonada al sol

germina

una azulada púrpura al final

negra como el bagazo

 

endeudados hasta el cuello en un aguardiente de cañas

del Cocito

los que volvieron trajeron de la campa

anillos de caña de azúcar amarilla y violeta

de hojas verdes tirantes muy oscuras y derechas

metidos en los tobillos y narices.

 

Por las tardes

después de la jauría del central

cuenta mi madre que había circos ambulantes

y parques de armar y desarmar

que en la estrella, metidos en jaulas de colores difíciles

con los dedos cortados de melaza pegados al óxido de hierro

se entretenían girando hasta casi enloquecer

chillando como murciélagos

cantando marchas con voces argentadas

y saboreando el pim pam del cuerpo contra la reja.

 

Hoy los coleccionistas pagan / a respetables precios

fotografiar los cardenales / de la mayor de las Antillas.

 


 

 

 Los inv/fiernos posibles

 

En un hibernardero

duermen

los posibles ventanas

y balcones

miran a un claustro verde  

dentro de un edificio

también verde

donde perdí una cinta

hace 25 años.

 

Salomé me han llamado, y Salma me han llamado, y Najla, Nadia me han llamado, me han llamado Roxana Wanda Zoe, Magidée Raymond Rimbo Sylvia Djuna Naghá, María Luisa Alejandra Teresa Willms del Montt, Julia o Julián, Rosalia (una rusalka balanceándose en columpios de lianas, peligrosa en las aguas, de las semanas de Pentecostés). Frondosos, sonrosados, nombres turgentes como espigas, con la pereza del cerezo, la explosión resinosa del azar. Ofelia, Rub­én, Hamlet; Maryla, Marina y Anaïs: nombres esmaltados en las embocaduras, tocados con engastes de azurita y cinabrio, me llamé. Casi nunca desposada, tal vez, menos veces hombre que mujer, en los yermos del Valle de los Artesanos, cerca del Valle de las Reinas, y los Reyes: una delineante del Señor del Lugar de la Verdad, despierta entre edificios blanquecinos. En Medina del Campo y en Campo de Montiel, en Medina de Pomar, Medina-Sidonia, Medina de la flor del azahar.

 

Por alambiques-páramos, fue traído el aceite del orujo de Al Mansur a la almazara, limando en seco, desollando los encajes. No era aromático. Pero llegan a saber bastante bien, antes de mezclarse con el aceite virgen, los despojos de aceitunas malolientes, hábilmente triturados los residuos / de sus huesos y su piel.

 

Soy esta puerta. Septiembre por la tarde, hora de uvas y de olivos.

 







Jamila Medina Ríos (Holguín, Cuba, 1981). Filóloga. Perteneció al grupo Vórtice y fue editora y codirectora de la revista Upsalón, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Con Huecos de araña (Ediciones Unión, La Habana, 2009) ganó en su país el Premio David de Poesía 2008. Ha incursionado en la narrativa con Ratas en la alta noche (Malpaís ediciones, México DF, 2011) y Escritos en servilletas de papel (Ediciones La Luz, Holguín, 2011), así como en el ensayo con “Diseminaciones de Calvert Casey”. Otros poemarios suyos son “Anémona”, “Novios del mediodía” y “El arte carnal”.

 

 

 Fotografías de Kasia Derwinska