mientras
los monstruos envejecen a nuestro lado
mientras
confiesan nuestras arrugas y torpezas
aprendemos
por fin a distinguir lo esperado de lo conveniente
a
identificar las espiguillas alternas que
sabemos
terminarán por asfixiarnos
confirmamos
de nuevo que todo es mentira
regresamos
una vez más al grito primigenio que nos hizo latir
y
constatamos sin embargo la lentitud del incendio
la
disposición que falta
los templos
que caen
los
alveolos negros
el éxito y
la inutilidad de los aplastamientos que aún hoy arrastro y
desfallecen como mis
ganas
anclados a
cada salto que ahora siempre realizamos con red
y nos
refugiamos en tranquilidades opresivas y certezas ralas
y nos
decimos masticando disculpas que no nacimos para esto
que tiempo
ha los rayos cayeron torvos y abrieron los cauces de
nuestros ríos
y éstos aún manan buscando el mar
*
otra vez
olvidé pensarte
en su lugar
como excusa
llené
jarros de niebla
y regué mis
minutos con las palabras de otras bocas
que hoy
tampoco nos dicen nada
que no nos
aguardan
ni
complementan
que
seguramente no existan más allá de las aburridas esclusas
de la lujuria
preparadas
para transformarse en lo que nos sea guante
hasta que la realidad vuelva a imponerse
hoy matamos
el árbol como imaginamos que mataríamos sus frutos
en
silencio
socavando
sus raíces (tal vez) libres de querencia
con el
temor a otro yerro en el estómago y aún sin aceptar que no habrá
más torvas
que todo lo
que queda es una decepción alterna
ceniza caliente y un discurso sin palabras encajado
en el torso
*
adquirimos
responsabilidades mensurables
nos
columpiamos entre los límites de lo soportable
y nos
confiamos a los oráculos de la vacuidad planificada
nos sabemos
empero
en una trampa
en la
eternidad de lo que somos y lo que nos rodea
uno y nada
y todo vuelve a tener sentido
e
intentamos recomponer las brasas
trazando círculos en un patio de colegio en llamas
*
no bien
apareces y anclas la realidad en la hondura del viento
siento las
semillas reventar entre los dientes
y la calma
que rige el mundo es otra
más cercana
y sucia
más veraz
más sordo
el trueno sobre la cabeza y pesada la roca en la garganta
hasta
encontrar la salida del laberinto especular y tomar aire
y caminar
sin saber hacia dónde
en busca de otra fantasía que nos devuelva al fin
*
ya no
reconozco los colores del cielo
confundo el
sonido del viento
y acecho la
nueva vida que la noche desborda
aquí
donde nada nace
se crispan
los rostros y se aprietan los puños
se tensan
otros cabos y yo me resisto a lo que corresponde
confundiendo
todos los pasos que ya tendría que conocer
con la
invalidez y la tardanza deshaciéndose contra la lengua
vestida la añoranza de lo que no sucede entre las
cenizas de quien ya no está
lluvia sobre piedra acaba de ser publicado en Madrid por Libros de la
resistencia.
Izaskun
Gracia Quintana (Bilbao,
1977) es licenciada en Filología Vasca y trabaja como diseñadora gráfica
editorial, traductora y correctora, además de escribir artículos para diversos
medios y coordinar talleres de escritura. Publicó los poemarios soliloquio
soterrado (2021), Ohe hutsetan (2018), despertar lloviendo (2017),
vacuus (2016), ártica/artikoa (2012), saco de humos (2010),
eleak eta beleak (2007) y fuegos fatuos (2003); la novela Basokoa
(2024) y dos libros de relatos: Lo que ruge (2021) y Crónicas del
encierro (2016), ambos nominados al Premio Euskadi de Literatura,. Textos suyos han sido
traducidos al francés, inglés, alemán y griego, y han aparecido en numerosas
antologías y revistas. También ha participado en varios festivales poéticos y ha
colaborado con artistas plásticos.


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