miércoles, 19 de noviembre de 2025

MAURO CÉSARI. CORRESPONDENCIAS

 

alen gurovich





23/7/1893

 

 

Sigue siendo la entrada en la Célula un rompecabezas

que me ha mantenido alerta un cuarto de siglo.

 

Cuando el túnel de salida se abre, se divide como una

vaina de ruptura en el sol, y de esa lava de cerveza negra

no escapa una mosca, un marco delicado, un copo de

terciopelo, una pelusa suave que asombre con nosotros

por su contraste con la aspereza de las profundidades

por donde se asciende.

 

Al penetrar en él, el retroceso tiende a convertirse en

una herramienta de excavación, y el reanudar los trapos

desechados por la respiración la ventana de salida, el

renacer

 

pulpa.

 

 

1/10/1916

 

Señores:

 

Antes de hacer una declaración de ningún tipo, quiero

ver lo que yo llamo ver.

 

 

Vamos a empezar por preguntar:

“¿Cómo presentar los gérmenes en el interior de una

oruga?”

 

Esta cuestión y otras de la misma categoría,

generalmente son olvidadas por el Empalador de los

Insectos, que se preocupa más por las sutilezas de la

nomenclatura.

 

Regimientos de barbarie, una obra que le parece la más

alta

expresión de la ciencia entomológica. Nombres, nada

más que nombres: el resto

apenas cuenta. El perseguidor que antes se llamaba

Microgaster, es decir, “el pequeño vientre”: hoy se le

llama Apanteles, es decir, lo incompleto, lo que es un

paso bien adelante.

 

 

¡Nosotros Ahora sabemos todo sobre él!

 

 

4/12/1875




[Thaumetopoeidae]

 
Nidos dentro de una caña.

Nidos utilizados por los antiguos.

 

 Las orugas pastan plácidamente, sin hacer caso de lo

terrible.

El paté vertiginoso de un enjambre turbulento pasa por

encima de ellas

cubriéndolas de espinas, y eso es todo: se actualiza el

vuelo en el

cono de miel manchado del experimento.

 
Lo que vemos son encuentros casuales en el retrovisor

de la navegación. En vano cambiar el rebaño de orugas y

variar su edad, en vano cambiar la selección de los

parásitos; en vano seguir los acontecimientos en el

frasco de

largas horas, mañana y tarde, tanto en una luz tenue y

en el pleno

resplandor del sol: tengo éxito en no ver nada,

absolutamente nada.

 

5/12/1875

[Lycosa Narbonne]

 

 

Deprivados de movimiento y con una mordida en el

cuello.

 

El jugo se consume en el lugar, o bien en

la guarida; la piel dura del insecto no despierta

disgusto. No es un bebedor de sangre, como el Epeira,

 

 

necesita sólida alimentación, la comida

 

que le cruja entre los maxilares.

 

 

Inquieto en cuanto a lo que está sucediendo

arriba, se apresura a subir y

se detiene, en una actitud amenazante, desde el orificio.

 

 

Usted ve a sus ocho ojos que brillan

en la oscuridad, con potente veneno.

 

La vida de la araña

es gruesa y sin forma, pero con firmeza fija.

 

 

3/10/1916

 

 

Para inyectar a los gérmenes: huevos de sí mismos.

 

Orugas en un recinto de cristal.

 

Seleccionar un tubo de una pulgada de ancho.

 

Pongo en este fragmento una losa de huevos,

 

Una tira de papel untado:

 

 

la ligadura

el círculo

el residuo

los ojos

la podadora

la táctica

la superficie

el sueño

la escala

el polvo

los tubos

las celdas

la saliente

el reducto

la fachada

la inercia

las bromas

los garfios auxiliares

los finos canales

 

 

 

Sérignan (Orange) Vaucluse

18 de febrero 1880

 

 

La idea de la caja que se convierte rápidamente en una

dirección, para desorientar a los insectos, me parece

muy ingeniosa. Mi imparcialidad con los seres humanos

es aún más fuerte que para el insecto, que se descuida de

nada.

Yo estoy con el mayor respeto, su humilde servidor.


alen gurovich

 

 


23, Octubre 1891

 

 

Registro una puntuación de células, la operación se

repite ante mis ojos

hasta cuatro veces. Nada dice que en mi ausencia este

número se haya superado. Una cuestión se plantea,

preñada de consecuencias:

 

¿el huevo es capturado cada vez que la sonda entra

en una celda? ¿Debido a su naturaleza laxa deben ser

dotados

de un sentido táctil de lo más obtuso? ¿El insecto es

contenido

en este pelo largo, convertido en un testigo poco fiable?

Probablemente, la única visión

que pueda proporcionar la inasible herramienta,

(la sonda, la perforación,

la roca, no pueden decir ni la mitad) sea la cueva en

donde —¿se trata de eso?—

gotea un insumiso…

 

5 /Marzo/ 1893

 

 

Hoy, cuelgo del filamento.


¿Qué me liga a estos insectos?

 

Fósiles ellos mismos, —el fósil mismo ellos—.

 

Ni siquiera hay fenómenos:

 

                                                     simulácaros,

 

                                                                               trazo

 

                                                        de polvo espantado al tiempo.


 

2/4/1880

 

 

Ahora el día está por debajo. Un nuevo movimiento

comienza, tan rápido como el primero. Veo en el

microscopio los parásitos bajar, salir del lado oscuro y

apresurarse a nidar en la

almohadilla de algodón presurizado.

 

 

 

Cuando la inmovilidad se hace, brota la descarga del

tubo de paso y una corriente de oscuridad regresa con el

mismo entusiasmo al extremo superior, y se enciende.

Esta migración, a su vez en

la parte superior e inferior del tubo emergente hacia la

caja opaca se repite indefinidamente durante todo el día,

y la persistencia —emulsión del parásito— me subyace.

 

 

15/3/1896

 

 

¿Qué es esta mosca, que vio con ojos un poco

clarividentes las trufas volar, el suministro de los

dípteros precisos, la partición del hongo?

 

 Crisálida-cuerpo deriva una oruga

 

Una agalla de un metro capaz de dar a luz a la

profundidad del suelo compactado por la picadura de la

mosca. Basta con minar la apariencia delicada del

cuerpo, la debilidad de las piernas, la condición de la

suavidad de la piel, la ausencia de muescas en sus

muslos.

 

Son los mismos versos, con estos ganchos, abiertos,

aunque privados de piernas, un pasaje en el suelo, un

filamento de raíz anticipándose:

 

“Disfruten conmigo, señores, esta presciencia del

instinto, que es un gusano oscuro constantemente en la

trufa que solitaria brota de la punción de una encina”.

 

Imposible adivinar cómo sería la forma de volar de

regreso.

 

 

 

 

 

Esta serie es parte del libro Variaciones Fabre (Prebanda, Ediciones CBA, 2019)

 

 

Mauro Césari nació en Paraná, Entre Ríos, Argentina, en 1977. Reside en Córdoba desde 1996. Poeta y psicoanalista especializado en niñez y adolescencia. Poemas, artefactos y módulos visuales suyos han aparecido en exposiciones, fanzines, comunicaciones alternas y ejemplares únicos y pequeñas ediciones en países de América y Europa. Publicó El entrerrianito (2009), Prótesis para fantasmas (2010), El fonema Mut (2011), El orégano de las especies (2011), Una tarde en Ciudad Ganglio (2014), La máquina pretéritoductora (2015), Monstruos del plata (2015), El seminario borrado de Jacques Lacan (2017), Animales (2017), El espía psíquico (2018), Variaciones Fabre (2019), Los ligámenes (2022). Dirige para la editorial Alción (Córdoba) la colección Un lento venir viniendo, en la que ha tenido a su cuidado ediciones de Héctor Libertella, Jorge Santiago Perednik, David Wapner y Lorenzo García Vega, con quien escribió la nouvelle experimental La nieta del prócer (2012, inédita). Fue incluido en 53/70. Poesía argentina del siglo XXI (2015) y Escrituras objeto (2014), An Anthology of Asemic Handwriting (2013) y El punto ciego (2016). Dirige la editorial digital de archivos de escritura & marginalia Plástico Sagrado (http://plasticosagrado.weebly.com)

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