23/7/1893
Sigue siendo la entrada
en la Célula un rompecabezas
que me ha mantenido
alerta un cuarto de siglo.
Cuando el túnel de
salida se abre, se divide como una
vaina de ruptura en el
sol, y de esa lava de cerveza negra
no escapa una mosca, un
marco delicado, un copo de
terciopelo, una pelusa
suave que asombre con nosotros
por su contraste con la
aspereza de las profundidades
por donde se asciende.
Al penetrar en él, el
retroceso tiende a convertirse en
una herramienta de
excavación, y el reanudar los trapos
desechados por la
respiración la ventana de salida, el
renacer
pulpa.
1/10/1916
Señores:
Antes de hacer una
declaración de ningún tipo, quiero
ver lo que yo llamo ver.
Vamos a empezar por
preguntar:
“¿Cómo presentar los
gérmenes en el interior de una
oruga?”
Esta cuestión y otras de
la misma categoría,
generalmente son
olvidadas por el Empalador de los
Insectos, que se
preocupa más por las sutilezas de la
nomenclatura.
Regimientos de barbarie,
una obra que le parece la más
alta
expresión de la ciencia
entomológica. Nombres, nada
más que nombres: el
resto
apenas cuenta. El
perseguidor que antes se llamaba
Microgaster, es decir,
“el pequeño vientre”: hoy se le
llama Apanteles, es
decir, lo incompleto, lo que es un
paso bien adelante.
¡Nosotros Ahora sabemos
todo sobre él!
4/12/1875
[Thaumetopoeidae]
Nidos utilizados por los
antiguos.
terrible.
El paté vertiginoso de
un enjambre turbulento pasa por
encima de ellas
cubriéndolas de espinas,
y eso es todo: se actualiza el
vuelo en el
cono de miel manchado
del experimento.
de la navegación. En
vano cambiar el rebaño de orugas y
variar su edad, en vano
cambiar la selección de los
parásitos; en vano
seguir los acontecimientos en el
frasco de
largas horas, mañana y
tarde, tanto en una luz tenue y
en el pleno
resplandor del sol:
tengo éxito en no ver nada,
absolutamente nada.
5/12/1875
[Lycosa Narbonne]
Deprivados de movimiento
y con una mordida en el
cuello.
El jugo se consume en el
lugar, o bien en
la guarida; la piel dura
del insecto no despierta
disgusto. No es un
bebedor de sangre, como el Epeira,
necesita sólida
alimentación, la comida
que le cruja entre los
maxilares.
Inquieto en cuanto a lo
que está sucediendo
arriba, se apresura a
subir y
se detiene, en una
actitud amenazante, desde el orificio.
Usted ve a sus ocho ojos
que brillan
en la oscuridad, con
potente veneno.
La vida de la araña
es gruesa y sin forma,
pero con firmeza fija.
3/10/1916
Para inyectar a los
gérmenes: huevos de sí mismos.
Orugas en un recinto de
cristal.
Seleccionar un tubo de
una pulgada de ancho.
Pongo en este fragmento
una losa de huevos,
Una tira de papel
untado:
la ligadura
el círculo
el residuo
los ojos
la podadora
la táctica
la superficie
el sueño
la escala
el polvo
los tubos
las celdas
la saliente
el reducto
la fachada
la inercia
las bromas
los garfios auxiliares
los finos canales
Sérignan (Orange)
Vaucluse
18 de febrero 1880
La idea de la caja que
se convierte rápidamente en una
dirección, para
desorientar a los insectos, me parece
muy ingeniosa. Mi
imparcialidad con los seres humanos
es aún más fuerte que
para el insecto, que se descuida de
nada.
Yo estoy con el mayor
respeto, su humilde servidor.
23, Octubre 1891
Registro una puntuación
de células, la operación se
repite ante mis ojos
hasta cuatro veces. Nada
dice que en mi ausencia este
número se haya superado.
Una cuestión se plantea,
preñada de
consecuencias:
¿el huevo es capturado
cada vez que la sonda entra
en una celda? ¿Debido a
su naturaleza laxa deben ser
dotados
de un sentido táctil de
lo más obtuso? ¿El insecto es
contenido
en este pelo largo,
convertido en un testigo poco fiable?
Probablemente, la única
visión
que pueda proporcionar
la inasible herramienta,
(la sonda, la
perforación,
la roca, no pueden decir
ni la mitad) sea la cueva en
donde —¿se trata de eso?—
gotea un insumiso…
5 /Marzo/ 1893
Hoy, cuelgo del
filamento.
¿Qué me liga a estos
insectos?
Fósiles ellos mismos, —el
fósil mismo ellos—.
Ni siquiera hay
fenómenos:
simulácaros,
trazo
de polvo espantado al tiempo.
2/4/1880
Ahora el día está por
debajo. Un nuevo movimiento
comienza, tan rápido
como el primero. Veo en el
microscopio los
parásitos bajar, salir del lado oscuro y
apresurarse a nidar en
la
almohadilla de algodón
presurizado.
Cuando la inmovilidad se
hace, brota la descarga del
tubo de paso y una
corriente de oscuridad regresa con el
mismo entusiasmo al
extremo superior, y se enciende.
Esta migración, a su vez
en
la parte superior e
inferior del tubo emergente hacia la
caja opaca se repite
indefinidamente durante todo el día,
y la persistencia —emulsión
del parásito— me subyace.
15/3/1896
¿Qué es esta mosca, que
vio con ojos un poco
clarividentes las trufas
volar, el suministro de los
dípteros precisos, la
partición del hongo?
Una agalla de un metro
capaz de dar a luz a la
profundidad del suelo
compactado por la picadura de la
mosca. Basta con minar
la apariencia delicada del
cuerpo, la debilidad de
las piernas, la condición de la
suavidad de la piel, la
ausencia de muescas en sus
muslos.
Son los mismos versos,
con estos ganchos, abiertos,
aunque privados de
piernas, un pasaje en el suelo, un
filamento de raíz
anticipándose:
“Disfruten conmigo,
señores, esta presciencia del
instinto, que es un
gusano oscuro constantemente en la
trufa que solitaria
brota de la punción de una encina”.
Imposible adivinar cómo
sería la forma de volar de
regreso.
Esta serie
es parte del libro Variaciones Fabre (Prebanda, Ediciones CBA, 2019)
Mauro
Césari nació en Paraná, Entre Ríos, Argentina, en 1977. Reside en Córdoba desde
1996. Poeta y psicoanalista especializado en niñez y adolescencia. Poemas,
artefactos y módulos visuales suyos han aparecido en exposiciones, fanzines,
comunicaciones alternas y ejemplares únicos y pequeñas ediciones en países de
América y Europa. Publicó El entrerrianito (2009), Prótesis para
fantasmas (2010), El fonema Mut (2011), El orégano de las
especies (2011), Una tarde en Ciudad Ganglio (2014), La máquina
pretéritoductora (2015), Monstruos del plata (2015), El seminario
borrado de Jacques Lacan (2017), Animales (2017), El espía
psíquico (2018), Variaciones Fabre (2019), Los ligámenes
(2022). Dirige para la editorial Alción (Córdoba) la colección Un lento venir
viniendo, en la que ha tenido a su cuidado ediciones de Héctor Libertella,
Jorge Santiago Perednik, David Wapner y Lorenzo García Vega, con quien escribió
la nouvelle experimental La nieta del prócer (2012, inédita). Fue
incluido en 53/70. Poesía argentina del siglo XXI (2015) y Escrituras
objeto (2014), An Anthology of Asemic Handwriting (2013) y El
punto ciego (2016). Dirige la editorial digital de archivos de escritura
& marginalia Plástico Sagrado (http://plasticosagrado.weebly.com)


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