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martes, 28 de octubre de 2025

SOLEDAD LEPEYIAN. SERIE NEGRA, CABALLO BLANCO

 

                                                                                                                                                                                      Carla Van de Puttelaar


2. Encuentro objetos tirados en la calle, insectos y animales, zapatos sin su par, gente sin par. Cartas de baraja solitarias, boca abajo, encubriendo identidades y designios. Las «E» de acero de silicio ―algo de los transformadores, la inicial de un nombre y una esperanza perdida―. Pendientes, medias a medias, sin su par.

Qué cosa más triste es ver un perro sin dueño junto a un hombre descalzo, en posición fetal bajo una bolsa de nylon, con un zapato solo, del que ambos beberán agua de lluvia.

La razón de ser del zapato no es el pie, sino el par. ¿Dónde está el zapato ausente? Con tantos objetos para ver en el cielo, vicisitudes del sol y las estrellas, ¿por qué mirar al suelo cuando camino? Para tropezar con objetos sin par, no entender y preguntar. Del asombro nació la pregunta.

 

16. No hay reparación a través de las palabras, ni por otros medios. No porque sea irreparable lo que hicimos, como cuando algo se rompe y, debido a su grado de destrucción, no puede recomponerse. Las cosas que no están rotas son igual de irreparables que las completamente deshechas, en ambos casos es aplicable el término «irreparable». Para saber si algo puede arreglarse primero tiene que romperse, y solo puede romperse aquello que antes estuvo sano, en el sentido de entero, en el sentido de sido. Es válido decir de algo o de alguien que nació, creció y murió roto, pero no todo lo que puede decirse, y en efecto se dice, es cierto. Los vínculos y las conciencias no nacen rotos. Nacen o no nacen, sin adjetivos. Así que, omitiendo el adjetivo y una premisa, la conclusión de mi razonamiento es que no hay nada que reparar.

 

27. No, mi corazón no es malo. Vengo del infierno, intenté modificar su ordenamiento territorial con las manos. Cavé un pozo. Permanecí ahí hasta que me di cuenta de que no había hecho bien los cálculos, que aquello no tenía sentido. Entonces, cambié de tema. Les conté de Satán y otras metáforas, lo comparé con Batman. Elaboré un complejo esquema conceptual en el pizarrón que nadie copió.

 

68. El ómnibus frenó de golpe. Mirna perdió el equilibrio y dos dientes; los recogió con parsimonia y guardó en su riñonera. Se tomó un taxi para llegar en hora al trabajo.

Cuando ella camina se rajan las baldosas y marchitan los cactus, tiemblan los contenedores. Se desconoce su efecto sobre el ser humano porque todavía no se ha cruzado con uno. Tiene el cuerpo demasiado entreverado con el alma, lo cual explica su antipatía por el dualismo cartesiano y el sexo casual.

 

102. Los cinco dedos se aferran con pasión a los muslos de mármol de Proserpina, entibiándolos. Los ojos amarillos de la Venus son ojales para el sol y un bien que, aunque no es verdad, es belleza. La belleza no siempre es verdad, la verdad no siempre es belleza. Cuando el espíritu del poeta toma nota del horror de la carne, ¿es su representación una grave denuncia que suscita el estupor por la condición humana o una mera descripción que alardea técnica, insensible y banal, como la de una jarra de té sobre la mesa o la del mingitorio de una iglesia?

¿Será bella la imagen del horror, no por el horror representado, sino por el alma que lo entiende y al pintarlo lo trasvasa, embelleciendo el paredón, el pavor del fusilado, el agujero, seco al principio, del que brotará a borbotones la sangre de miles?

Detrás del mostrador, el carnicero blandía, impúdico y soberbio, la guadaña dorada que deslumbró a la clientela. Después de un año atroz, terminé de saldar la deuda de su infancia difícil y mis cuarenta y siete kilos de picada magra. No fueron baratos mis privilegios. ¿Por qué elegir esta imagen, este parásito mental en concreto, esta pregunta, en vez de otra que, en vez de ser, no es? Porque hay cuestiones más importantes que la vida.

 

103. La mujer se vistió de hombre para poder entrar al matadero. Quiso verse en el charco de la res colgando, la carne blanda y hendida. Pintó de memoria las venas vaciadas y músculos frescos, las tripas en los tambores, el fulgor del gancho. Narró en el lienzo, implacable, la cadena alimenticia. Intoxicada de aguarrás y trementina, con la garganta inflamada y la vista ardiendo, cenó ternera. Quedó afuera de la historia del arte.

 

109. El cuerpo es un tubo macizo rodeado de costras de pus, responsabilidades, pescado podrido, hojas de diarios del lunes, la mirada de los otros, un ungüento epóxico gris, opaco, encima portland y pedregullo, enunciados oscuros, detritos, doble hilera de bloques de granito, la niña, costras de asadera, interrogantes de diez renglones, lo que sacamos de la grasera durante medio siglo, otra hilera doble de bloques de granito, otra capa gruesa de cemento, ladrillos refractarios, revoque fino, tablones de madera, la caricatura de la niña, barniz de acabado mate.

La salida es hacia arriba, hacia el espacio silencioso e ingrávido, no hay otro modo de sortear la muralla tubular. Ahí se respira con el sentido del tacto y los músculos se distienden: no hay nada que sostener.

 

115. Me iré con el caballo blanco en una yegua blanca. Se irán contigo la sinfonía blanca, el rebenque, los gusanos grises.

Los papeles cantarán de noche llamando a sus crías. Partiremos, en dos mitades, una pastilla blanca.


Fragmentos de Serie negra, caballo blanco (La Coqueta editora, 2025).



sábado, 25 de octubre de 2025

LOLA NIETO. EL MISTERIO RINDE AL PENSAMIENTO














el fruto del gingko
aplastado desprende 

un olor nauseabundo
con los ojos cerrados 

mientras camino no
digo los nombres

para despertar
del otro lado sin 

tortugas en el estanque
algo se deslinda 

desconozco su fórmula
nenúfares que flotan 

marchitos solo es preciso
esperar la realidad 

acontece sin que sea 
contemplada nada 

separa campos de arroz
de cementerios

si las carpas se hunden
un pico une pétalos 

de camelia por
debajo del cuervo 

escribir mientras duermo
me doy por satisfecha 









si me tapo los oídos con los índices
escucho un rumor 

¿cuál es la naturaleza de ese espacio?
el misterio rinde al pensamiento

silencio y sonido
dos veces de dos modos

eso que mora cuando la mente se duerme
por un momento y eclosiona

¿cuál es la naturaleza de la sílaba anudada
que nada en el interior del huevo

y que ni bien quiero tocar
se disuelve?






Ilustración de Ikigai Matsuri


domingo, 12 de octubre de 2025

ANNE GORRIK. UNA MESA LLENA DE INTERESES. TRAD. EDUARDO PADILLA.

 

foto de mercedes helnwein


O un resumen de la ropa del rey
Acres dandys des-visitan la pronunciación
Corchetología, un brazalete hecho con sus dientes
Enmarcan el momento enmarcan
La perdición y su plegaria por un alza en los impuestos
Contagio, temblor secundario y un poco más de paintball
El reflejo menor de la envidia, hermano terciopelo
Un cuarto nuevo y brilloso que se llame Boise
Jerseylicioso, escribe un haiku de autismo
Su trabajo artístico es un argumento con poesía corporativa
¿Cuál es la forma verbal de arquitecto?
¿Cuál es la forma evolucionada del archen?
¿Cuál es la forma del cuerpo de la Archaebacteria?
Schnapps de Arquímedes, arañas lobo, abuelitas
Sinónimos que se dedican con rabia al significado
Ella siente una curiosidad pro-vida
Cae la presión barométrica
El corazón latiente hierve y su tamaño aumenta
El Islam parpadea, quema grasa, se pone musculoso
Una galaxia espiral o una gallina rock
Es temporada de mutaciones
Característica de una mayoría de sólidos no-metálicos
De una esposa venturosa
De una molécula de ADN
De un activo fijo
Un glifo chamuscado y no hay respuestas
Timo de autopsia enchapada
¿Un consejo de las artes como mascota?
¿El agapornis es un perico?
La razón post-colonialista a través de un lente monstruoso
Un glorioso campo de estrellas, perplejidad, médula ósea
Abejas, amargura, una blasfemia tan sincera, sus alas rotas,
Bipolar con dientes grandes y filosos, le da mordidas a la sombra
Duerme en láminas de abedul
Síndrome del túnel de salón de té radiante
Pez gordo, hueso de róbalo, modo respiratorio, disco de pelo
¿Cómo funcionan las turbinas radiales?
Estilos de tumor cerebral, un riachuelo trenzado como baile de graduación
La captura del oso cardo, la captura del wow
El piensa-bot hace una fábula con ojos de ámbar
La mitología pone mosaico en la luna
Él es ranchero de monstruos de culto
Hazme el pastel
Cuando los niños parezcan ancianos, o mantecadas
Nuberuinas, hasta el gorro, el sol como un tatuaje, a un lado del camino
Snack-bar, los tejocotes saben a tejocotes
Su hipótesis ruge llena de ecología
Caracteres blanqueados y embarrados de reinos
Fotografía de acción de doble visión
Una silla aún es una silla, una silla no es una silla, una silla es sólo una silla
Bulevares hechos de papel, un facsímil de pesadilla
Ella depiló todas las piernas, también las del sofá
Una gramática amarilla en un año que es correcto
Jardín de estambre, tela de mantillo
Un jardín arriba de la rodilla, pájaro-flexos
Amor Teflón, risa fisura, una cubeta de ciervas a mano limpia
Necesidades minerales que me pellizcan
Fátima de las camillas, Oprah fue atacada por un chimpancé
Blande una pintura en dirección de los enlaces estables
Una máquina de plástico para revistas muertas
Globos italianos imaginan un cielo
Una silla en Alemán aún es una silla, o una palabra
Aire con forma de mano, o un tacón alto en las planicies de la Cinta Scotch
Checa un vertedero, busca campos de luz
Búscala durante el día con una linterna
Su vida mejoró de forma dramática bajo tu cuidado, vato
Abstemio de cardamomo, una conjunción que coordina un nombre de bebé
lágrima de hojalata
El diámetro de un acorde de Chopin
Nombres para licor de laboratorio, ella arroja obsequios con tema
La química en el maullido de un gato, ella se la siente con un electrón
El color de un objeto opaco bajo una luz recreativa
La estrella de advertencia indica el polvo mineral que hay en el pelaje del oso polar
El corazón es un aviso azul de advertencia
El color de una zona de construcción, una chita, unas placas de Texas
La lengua de un camello, encías de gato, flor de pato, un cardenal
Aura amniótica diamantes cabezas de venado
Una jirafa espejo mineral
Plantas sin flor y crescendo celular, una catapulta de charadas
Un ejemplo de folclor animal, una semilla, un estanque es una colangiografía
Marque a nuestra librería de audio usted mismo, nuestros defectos
desenfrenados en el altar de la guerra fría
Lunaorilla, la transmigración de sus calcetines tequileros
Ella me oyó hablar en Francés y pensó “yo podría ser cualquier persona”
¿Tenemos a Charles Bronson al teléfono?
Haz búsqueda inversa de sus encantos, sus chardonnays
Ácido oxálico, orangette, acelga
Para llevar, paloma mensajera, aceite de crema de zanahoria
Scalextric ácido-canción de cuna
Válvulas mariposa de alto rendimiento
Premio a unos huevos anodizados realmente malos
Ahora mismo todo lo que deseas está mal
Sus chismes atrapados en la garganta, un esfuerzo inútil
Matando cisnes con un montaje de asfalto
Una continua integración de unidades temáticas
¿Cuál es la luz menos efectiva para la fotosíntesis?
¿El color de las hojas depende de qué? Áreas de no-consecución
Tu vida imita a una guitarra, una velocidad notacional
Ragas, juegos de ajedrez, cantos Gregorianos
Con el sombrero cubriendo sus orejas, y un énfasis en el super fan
Invierte su gramática, una adicción a los apóstrofes
Desbloquea el invierno, máquina de acostar semi-encantada
Una nota de agradecimiento que puedas creer escrita en un prado de jaibas
Elimina los rastros muertos de scribblenauts, salpica, ríe como estúpido

Texto original: https://eoagh.com/?p=2979

 


jueves, 9 de octubre de 2025

EMOTIONAL RESCUE: RUTH LLANA. EL PASADO SE PERFUMA DE ROSAS TENUES

 


Uno de los regalos que me llevé luego de (casi) diez años de lectura dedicados a ciertas escrituras españolas fue conocer —a través del pulso de su letra — a Ruth Llana, Ruth es una escritora asturiana, quien ha publicado tiembla (Premio “Federico García Lorca” de la Universidad de Granada 2013; Point de Lunettes, 2014), estructuras (Ejemplar Único, 2015), cuaderno pictórico realizado en colaboración con el artista plástico Gabriel Viñals, y umbral (Malasangre, 2017) y La primavera del saguaro (2021) También fue traductora  al castellano de Me encantan los artistas/I Love Artists (2019) de la poeta chino estadounidense Mei-mei Berssenbrugge, al inglés junto a Jesse Lee Kercheval For the Seals/Para las focas (2019) de Juan Manuel Sánchez. Actualmente, por lo que sé, Ruth, quien se desempeña como columnista en el suplemento de La Nueva España, de no haberlo hecho ya, finaliza sus estudios de doctorado en Estados Unidos. Pero eso no me interesa, me importan más la atmósferas que Ruth fue capaz de dejar en mí. Sería muy mezquino no compartirlas.

MM



Deseo de ser arquero

Nace para ser caballo ilota y relámpago y cartón y olor y tiembla tierra tiembla. Nacer para ser soplo de vida aliento, crin al galope vienen los cerros hacia mí - hacia ellos nos desplazamos nosotros, violentamente luces, esclavos. Golpe percutido (de los ojos negros sin sombra).

Respira la pausa por todo destino lo que se va, consuelo buscado en los golpes de las pezuñas contra el polvo, mantiene su memoria en las rodillas de los elefantes.

Río que trascurre, la mano del oso descubre en el interior del agua (reflejo en los ojos negros del deseo de ser crin y galope, espíritu, garra, nutria)

Golpe del suelo en los cascotes, golpe del suelo en los pies alargados hacia las estrellas (hacia los muertos).

 

Voy hacia los muertos, hacia los grandes cañones del desierto. Las plantas señalan el hogar del nacimiento. Para ser, momento antes, miedo hormigón tiembla.

 

Deseo, dirección, deseo; hacia donde voy los muertos como nutrias disparan sus arcos, y tiembla como retrocedo, voy con los muertos con la piel misma de los pies quemada, una superficie tras otra, tras otra la misma, el mismo miedo, peso que  se pronuncia de correr descalzo hacia mí corren los lugares descalzos, hacia mí los muertos descalzos  yo hacia los muertos  descalzo.

 

De Tiembla, 2014








Historia del sueño: Clara, el huevo y la gallina


Hubo un lugar para que Clara viera a la gallina y se detuviera como el rastro del sueño, y mirara el alimento a partir de un huevo narrada la historia y la semilla perdurada donde estuvo, “quien lo recoja sea su alimento”, pero dentro aún de la gallina nadie podrá tomarlo y entonces elegida será para ser, sueño en el vientre de Clara, clara para la gallina que mirará donde se detuvo, dentro del sueño, clara que devora el huevo, pelícano que devora a clara, en el huevo la gallina su estómago, mira antes del pollo, clara, en la tierra, su deseo, primordiales los restos tocarán la cara de clara, se asegurarán de la necesidad de su suerte, y será la yema deshecha en sus sueños lo que se lleven; y venga la gallina a picotear los hijos de clara, en el campo deshecho sueñe yerma y amarilla se deshace color, clara que se deshace, tiembla la cáscara, mire la gallina donde se detenga, el pelícano sus plumas su alimento, digan la gallina en el campo deshecho, abran las bocas sobre su cara, traguen el huevo, traguen a clara, su camino de huellas inventado por los hijos y en su vientre la suerte y la marca la voluntad de la patria, casa y herrumbre demolidas en sus cimientos, quemadas en sus paredes, el campo destruido y la gallina que se alimenta, los ojos de la gallina que quieta, miran a clara, clara que niña aprieta al pollo contra su pecho y lo asfixia en la legión extranjera de su seno; alimentará las ruinas con sus piernas quemadas a los hijos con sus ojos ciegos y el resto de su carne, finja las tierras que no pudo darse en el sueño y la demolición paulatina de su deseo quede encubierta bajo el mismo pecho que escondió la muerte a los niños; mire clara a la gallina su mirada puesta en el fruto de su vientre, la cáscara que todos esconden, sabrá ver la forma en las ruinas para cuando el sueño se acabe, y al despertar la yema en los dedos, mentirá también ante ellos la gallina por no saber hacerla.

De Tiembla, 2014

 

 


Y la que desprendida si te vio/nacer/para quién/sino cómo tocarte y hacerte preguntas, sino cómo acercarte si no puedo/me/acercar/por el corte abrupto de la/disolución/vieron sus huellas y les dieron caza/los conejos como un tambor sirvieron/al busto subir/la ladera trepar/célula de luz en el resquicio/un ojo lentamente/“Acércate aquí, no tengas miedo”/primera célula, hermana/hermanito de mí/en un momento descriptivo sorprendes las manos sobre el pelaje/pero el animal había disminuido su tamaño dos centímetros/“para ti”/ y las cabezas reposaban quietas sobre la pared/como la culpa te sobrevino el movimiento/me alejé/como una ladera me sobrevino la luz/y con ella la oscuridad/tiemblo de miedo/temo no/mis manos sean la oscuridad/la penumbra/ciega/dibujan a lázaro pero su sepulcro perforado, la tierra rojiza que imagino/jerusalem/con las manos en la niebla tanteo/tu rostro/y los cien rostros de dios/con mis manos hagan la oscuridad/acometer/con la memoria en las manos/retorcer/esto oponer/tiembla mudar/frente/volumen del rostro, nariz cuello ojos, párpados de dios, manos de dios/lo que no fue tocado no será manchado/lo que mis manos no tantearon/lo que a dios no fue dado/el rostro del hermano será/para mí/sepulcro y lázaro/“camina”/ven hacia mí/hijo, no tengas/sea así en la oscuridad.

 

De Umbral, 2017

 

 


delicado animal sueñas tu muerte tus patas tu desaparición tu olor sueñas

que tiembla que se abre la tierra / muy dentro de ti

que aún tiernas ella pisa las flores con la sensación de no perder absolutamente nada

que aquello va a ser eterno “piensa” pero yo me río desde aquí porque sé cuánto fue el peso

y que ahora ella tiene que cargar con ello, y lo sé porque lo veo aquí, / muy dentro de mí

 

aún cabes agazapado animalito “pienso”

pero animalito no piensa y en el salto desaparece

en su indolencia yo conseguí conmoverme porque a mi edad no solo conseguí restarme el nombre, sino también todo lo demás y lo que nunca había escrito para nadie

así el animalito no demostró su paciencia en esperarla cuando ella todavía se sentía tranquila “me esperará” se decía, pero aquello era otra cosa “pienso”

ahora cuando nada es reparable cuando el cuerpo del animalito es por fin nada, una nada obtusa en mi mente que no consigue fino hilo de nada, tampoco, nada

Suena como un eco, “no lo oigo” “¿no lo oyes?” me digo, pero qué buena niña estoy hecha, apenas obedezco mis propias leyes. No amaré. Estuvo todo escrito y no supe leerlo.

“ella morirá” “tú también morirás” fui tan consciente que se me cayó la loza al suelo y fue mi mirada de terror en el espejo estratégicamente colocado lo que, sin esperarlo, me devolvió a la cerámica rota, a la postura del cuerpo erguida pero retorcida en una miseria, porque descalza yo recogía aquellos pedazos que parecían “me reflejaba, te lo juro mamá, me reflejaban” aunque la cerámica opaca quizás esa retina, no lo sé. Así mi cuerpo doblegado al silencio de la ruptura, de soltar la pertenencia entre las manos, fue todo aquello el momento en el que no pude sino hacer otra cosa diferente que darme cuenta y dejarlo caer también en silencio, resbalar como resbalaría yo entre mis propias manos, o el animalito ardiendo a mil kilómetros de mí, que fue quien vino a visitarme, se reflejó en mi cara, me dijo:


De Umbral, 2017

 

 











You don’t have to consume the space to exist, distance, point-to-point, in which a beloved ruin is middle ground, for example.

«Permanent Home», Mei-mei Berssenbrugge

 

Perder una casa no por cataclismo o inundación, sino por enajenación de los materiales, por distancia entre las paredes, mal calculada, como posición entre el dedo y el rostro, como columna que sostiene la estructura.

Perder una casa por inanición, por plaga, polilla en las vigas. Perder una casa por ojos, por constancia. Perder una casa por ti, por ruptura, por balance.

Como fisura como arriendo como perdura

Perder una casa por temblor de tierra, por alejamiento entre las vigas, por falta de luz, por ceguera. Perder una casa por depravación y enfermedad, por soledad, por atmósfera, por humedad en las esquinas superiores de la sala; perder por vértigo, por maltrato, por abandono, por ocultación; perder por caída en el asfalto, por accidente, por lluvia continuada sobre las tejas, por ladrido de perro, por dejadez.

Una casa por necesidad, por pared contra pared, por ventana de aislamiento, por muebles de madera noble, por decoración y lujo. Una

Una casa por demolición y herencia, por robo. Una casa por un plato de lentejas. Una casa por golpe de quijada de asno.

Perder una ruina por una ruina. Por el canto de una moneda. Por el filo de un diente perder

por consunción   una casa   un  pedazo  de  tierra


De estructuras, 2015

 

Cantos

 

lima el neandertal estalactita    el pasado se perfuma de rosas tenues    un animal otro animal parecen pasar    el olor de la tierra se desdibuja en el color de las praderas verdes    en la piedra algún animal algún rostro alguna repetición

el neandertal lima con fuerza la pared y la roca fresca    el neandertal mira al final de la cueva    altramuz    que se lleva a la boca

se oyen golpear    redondearse las formas de los cuerpos sobre la sabana su estepa su pangea de un futuro estrecho y la arena se levanta y brillan sus pezuñas y    frutos en verano caen del árbol    y todo es    golpe cincel contra la roca golpe y animal que trota golpe y animal cambia su rostro por otro más viejo   por otro más nuevo    primer arma estrecha su mano contra la piedra    el neandertal lima la sonrisa enemiga con el olor de la hierba tenue    las estelas se desdibujan    sólo los animales    quedan    y boca arriba suspiran y boca arriba quedan y van quedando en continuidades    cantos que se golpean

 

De estructuras, 2015


 

Creencia

 

no anida sino que  desmembra. Quien todo lo sabe se acerca, interrumpe, toma asiento. El modo en que entra en la sala es un reflejo de un muestrario más grande más obtuso que de costumbre. Hubo aprendido la raíz antes del brote, por ello no era más que esa presencia que se queda quieta si no respondes. Aprendimos a describir según qué alfabetos según qué oraciones pensando en retícula en armazón en la figura de una tortuga. Pensar que cortar animal iba a ser de algún modo viaje o distanciamiento o salmo. El animal no es el animal, no es el hombre el hombre. Si pienso demasiado las palabras no las digo, no me refiero a la primera persona del singular o del plural, no hay que pensar el lenguaje o el animal, hay categorías que no son a través de lo que son. No me atrevo a decir “tacto” porque le quito su propiedad su gesto. Lo que tiene para mí. No digo tacto.

 

Descripción

 

no anida no desfigura sino que desmembra. Aprender el modo de la urdimbre la elaboración de un telar humedece el hilo vibra como una corona   cabe dejar un espacio para respirar a la par que se intercala    no describo las manos porque describir es el simulacro de la posesión – el simulacro no es el simulacro   de decir ya no cuenta   no se refiere a la primera persona del plural se refiere a la escritura que se apropia como ajena como señal   lo que no es tuyo no se sucede no se continúa   como señal se aprende el hilar el modo su gesticulación   donde colocar las manos   se produce un sonido   el del cuerpo muerto   el de la comida pudriéndose   pero no quiero describirlo porque describir es anular su nombre

 

Nombra

 

lo que existe por contraposición a lo que se nombra a lo que se sabe si digo “me golpeaste” reproduzco la imagen y la negación de la imagen “no me golpeaste” pero también “quizás fui golpeada” o quizás “tú fuiste golpeado” es decir todas las personas que hablan y las que no hablan y las que hablan a medias están aquí reunidas para golpearte para producir a la manera repetida golpe golpe sobre ti desde su mínima hasta su máxima desde el fruto hasta la semilla que no es su reverso su antítesis su felicidad incluso porque a través de eso su y tu felicidad por golpearte o por no golpearte que eso sea: una caricia un arbusto desde el fruto a la semilla desde la apología del terror hasta el alarido que es en sí mismo por permitirse una atrocidad un elemento tan destructivo como el amor y su reverso su golpe su posesión su ceñido al cuello el olor de una alegría extrema hasta el punto de que eso se convierte también en un humedal que no cristaliza sino que empantana que te convierte en el demonio dentro de ti otra que escribe a través de una cursiva tus mismas letras porque no necesita ser la que se diferencia  tienes el demonio dentro de ti, dijo y construyó al demonio pero también al no demonio a su no habitación “te dejo una marca en la cara los cabellos de caín las ropas de caín” asume el peligro voraz pero también el no peligro con su no voracidad sin saber qué es lo que se nombra porque a través de eso aparece lo que miento lo que es escrito desde la negatividad del estómago no es estómago si es que puede desposeer y poseer a los pares a los que se multiplican a lo que no aparece ni está muerto ni es ceniza dentro de un animal (un pez) en un río que no es omisión es realización de un sueño y un deseo y una infinidad de cosas que, en la medida en que son, tampoco


(inéditos)

 

_ _ _ _ _ _

 

No anida no desfigura no desmembra. Urde anida desfiguración explosión de estructuras. El amante que se parece que conserva el nombre de aquel en quien se refleja. Hereda nombre postura manera en que el sol tiñe su piel y no la tiñe.

Hacia ese altar se encaminan los pares y sus dobles   el hallazgo y el temor   la mano que se dirige hacia la piel tensa como un golpe en el tambor   continuando una estirpe a través del daño   su miedo convendrá al fruto su no fruto su no recogido pero henchido entre los labios   con radicalidad y su rotundidad   su dispersión su profundidad   el olor de la rosa sobre la cabeza se transforma en   una imagen hace mil grietas   todo lo que la llame se convertirá en espacio seguido de   

 

 

 

un temor su no rotundidad su no espacio su

 

 

Por caridad

“por caridad hay que destruir el lenguaje” porque el lenguaje no tiene forma, me dijiste, porque el amor no tiene forma; en su asimetría es completamente simétrico, me repetiste, subrayando la idea de lo absoluto en lo parcial, la idea de la caridad en lo deforme, como única solución a la ausencia de sintaxis.

Y así todo, tu discurso era abrumadoramente léxico, abrumadoramente tú o yo, primeras o segundas personas, orden y conflicto; y eso último era lo que a mí me interesaba. Pensaba en el orden de las letras para formar palabras, en el orden de los planetas para producir su ruido. Había también un orden de rostro, una gramaticalidad de los rasgos. Si hay orden todo puede ser aprendido a través de su lógica, me dije. Pero a mí me interesaba el conflicto. Y quise hacer de tu discurso algo conflictivo diciendo tú en vez de decir yo, remontándome a la posición de los planetas, a la medición de un tiempo, de un espacio, de un movimiento. Tenía que haber una manera de narrar la memoria sin registrarla, haciendo una red donde se quedasen los peces, observar el túmulo feroz, la forma de acumularse de las montañas, su corte cuando las cataratas caen y continuas, lo que va por debajo del agua, ahí hay gramaticalidad, pero yo, pero tú, inviertes en desorden.

Y todo esto lo hacíamos con caridad. Nosotras nos reunimos por caridad alrededor del lenguaje para hacerlo incomprensible para devolverlo a la tierra. El lenguaje era absoluto y animal, era por ello incompleto amor y deforme. Los rostros eran agramaticales y no capaces de resolverlos, como fórmulas matemáticas, los rasgos dan otro nombre. Y así, tú y yo nos reunimos por amor pero nos reunimos por su despojo. Y tomamos lo que podía tomarse, y lo reunimos en pequeñas piezas de cerámica, y todo tenía un sobrenombre, como “todo”, como “suma”, como “caridad”. Reconocimos una fuerza mayor que los empujaba a formarse, así como el agua dibujaba siempre las mismas ondas tras el lanzamiento de piedra.
“Por caridad me sentaba a tu lado, porque hoy reconocí que el amor era deforme y, aunque fue tarde, sigo sentada a tu lado porque existe ese orden lineal del tiempo”. Sigo sentada y te pongo música y conversamos y te explico el modo en que las cosas se ordenan y porqué yo sigo sentada aquí y porqué aquí es cualquier sitio pero a la vez un lugar concreto y porqué tú aquí y no afuera y porqué ese orden. Pero no sé explicarte por qué la memoria, por qué no reconoces la jerarquía del rostro. No supe explicártelo entonces, no sé explicártelo ahora. La piedra cae al agua. Tiene sentido. Por caridad el lenguaje se bastaba a sí mismo, y colmaba nuestras necesidades, pero llegado un tiempo se hizo incomprensible y hube de buscar un modo distinto de lanzar la piedra de tocar el agua sin el orden de los acontecimientos, sin acontecimientos, sin agua ni piedra, llegar hasta ti.

El lenguaje perdió caridad con el tiempo, un tiempo inverso y modificado al tomar conciencia de sí mismo, por caridad de sí. Por nosotros hubo destrucción hubo reflejo deforme de la seña; hubo negación de la jerarquía su consecuente pérdida de memoria. Hubo cierto encanto y enorme explosión de alegría, hubo olor de rosa y marchita cómo aguantó la noche, el olor de la hierba no tenía orden lo descubrí y acudí al claro y tú acudiste al claro; una dispersión enorme nos aconteció y nada tenía sentido ni lo necesitaba, porque estábamos renunciados estábamos renunciados y eso tenía sentido.




* Me animé a que los textos de Ruth aparezcan acompañadas con imágenes de filmes de Andrei Tarkovski, ¿por qué las imágenes de uno me llevan al otro? El orden de los factores no altera el sentido.





lunes, 8 de septiembre de 2025

JORGE FRISANCHO. CAMPO MINADO

 


Frisancho se confiesa atónito ante la deconstrucción del (al parecer) peligroso término “nosotros” en este maremágnum llamado presente donde en el “oráculo” de Google la acepción “yo” aparece citada en siete millones de instancias, cuatro veces más que el vocablo “nosotros”; donde el narcisismo pariente del selfi reconstruye solitarios yoes desde el hábitat del homo photographicus. Así, para el poeta vivimos y estamos desamparados en el páramo de las palabras, y, a pesar de ello, sacudido por la solidaridad se pregunta a viva voz qué se le debe a quién si no es a todos, todo/ qué te deben estas voces tentativas/ qué te debo cuando estoy a ciegas/ hermana, hermano que me miras/ si no es esta pluralidad que nos desdice, este abrirse repentino/ de lo pronominal, este acto de sumar que nunca cesa/ esta suma continua/ que nos hace a cada uno, y a dos/ multitudes sedientas…
Jochy Herrera


 

Nuestras esperanzas se cifran en el proceso, dije
pero de eso preferimos no hablar.

Sin saber exactamente quién ha provocado qué
cuáles son los compromisos y las deudas, las promesas
zigzagueamos en busca de terrenos neutrales

sobre un mapa que le pertenece al pasado, y planteamos hipótesis idiotas
en perfectas previsibles letanías
                                                              —ahora

nadie está diciendo nada
y a nadie le parece importar.


Mas no hemos venido aquí para solucionar problemas.


Hemos venido a contemplar este paisaje
y alejarnos de él como prófugos de nuestras geografías
hacia escenarios que se saben de naturaleza virtual

                                                            y aun así
                                                           queman al tacto.

Pregunta:

¿ha llegado el momento de considerar las trayectorias de concentración, los hábitos de consumo, las demandas materiales de existir

en el poema?


En otras palabras:

                                                ¿cómo decir paisaje

                                                  sin decir incendio?

 

 

 


Náufragos en el torrente de lo potencial, desiguales a cero, subsumidos
en la hipótesis de muchísimos mañanas
estábamos al borde de nuestra totalidad, vueltos hoguera
pendientes del plural y sus desasimientos
pero perdimos el mundo y las cosas del mundo
en el ácido vocabulario del capital, y lo abandonamos todo
a los devoradores desiertos del porvenir, amantes de su máquina y su causa.


Densos de diseminación, aprendimos a vivir en el desequilibrio,
en los espacios intersticiales, en los falsos mapas.

Sobrevino el llamado de una línea de fuga, el nómada deseo
de territorios en descomposición, una épica del tránsito a lugares vacíos
desde lugares vacíos:
                                    haces de palabras sin cesura, abiertas al abismo.

Nos hablamos de distancias en persona singular, atravesando la herida.


Nombramos los espejos y sus inecuaciones
con la lógica voraz de una secuencia de infinitos, y lo colonizamos todo
con el estrépito de nuestro silencio, en campo expandido.


Nos hablamos de ausencias, de escisiones, de pequeños objetos sin significación
de números que solo se numeran a sí mismos
—dadores de su propia ley, soberanos de su sinsentido, músicas puras en planos de metal, en perfecto]
                                                 equilibrio.

 

Perdimos el mundo y las cosas del mundo
en la suma asonante de lo residual

                                               —cuerpos en el cepo / sujetos de acumulación
                                                  como quimeras de crecimiento—

e hicimos de sus fragmentos una nueva manera de mirar, una forma sin forma

una sombra de su sombra en las palabras

un rezago de la voz que calla en el interior, escuchándose los vacíos.

Apelemos por eso al resto de todo lo tangible, al pulso de nuestro mineral en un órgano vivo]
que niega su negación con estallidos, con múltiplos de estar
de dos en dos, y más, no de uno en uno
                           —nunca de uno en uno.

Ese es el punto de partida de este desdoblamiento, y ese es el trayectodel verbo
con que lo nombramos, con sed de denominador, pasaje y piel de lo que aúna
a una multitud ya sin derrotas, lo que suma
su savia y su semilla conjugada en futuro, y hace así a ciegas lo que se liberará
en el hermoso espejismo de los nuevos plurales transitivos


piedra angular en pie de desinencia, eco de su proliferación
en el mapa de un amanecer con llamaradas

como una voz fuera de sí, como un renacimiento.

Y qué renace sino la posibilidad
del habla y sus criaturas, ese campo minado.

Qué renace sino el cierre de ser en el bullicio, en el puro rugido
de lo múltiple y el margen, en la forma del retazo que se ata al retazo
y a su huella
                                —en la sutura, en el metabolismo
de todos los vocablos que murmuran el mínimo del mundo
y la necesidad de su transformación

por el inacabable hacerse de nuestros nominativos
en el cúmulo de cuerpos que emancipan
(de dos en dos, y más, te dije, nunca de uno en uno).


Que se haga así entonces esta momentánea masa
y que se llene de voces el sitio en que palpita
arrasando el vacío con la música de sus latidos


y que se cierre su círculo
contra las tentaciones del espejo
en el espejo, contra la puesta en abismo
de todos los sintagmas que se abren
al aire de la multitud, a voces vivas


y que se habiten de fuego las palabras más llanas
para dejar atrás la negativa que nos condiciona
          —agotadas las formas del presente—
a ser solo sujetos de ninguna historia

y a nombrar la belleza de los monstruos que engendra, o que libera
en la quema de lo que continúa, la ruina de lo que termina.

 

                                                                                   
                                                                                               
                                                                                                            (coda)

 

Pensaba, penitente, en todos estos cuerpos callosos
que se arrogan el derecho de alunizar
en ejercicios de disonancia, sobre terreno fértil
para la continuidad de las especies, mas no para nosotros
que desconocemos las preguntas fundamentales
y viajamos a ciegas de contracción en contracción, de espasmo en espasmo, y viceversa
vagamente marxianos en nuestras predisposiciones (o quizá ni siquiera —ni quisiera)
pero pensaba en ellos como se piensa en un cuerpo presente
abierto a toda posibilidad, incluyendo la de su derrota, o al menos la de su final
que, como todos los finales, es parte de la naturaleza
o la naturaleza misma, aprehendida
en su momento de ser, naciente por su diseminación, sumante por sus restas —por sus restos, plena
por lo que se le quiebra, y bella, sobre todo bella por su finitud
que desafía todas las disquisiciones
y vuelve borroso todo espacio intersticial
y nos hace terrestres en disolución, hipostasiados
por la tiranía del aparecer, y pensaba en ellos como quien se suma,
estrofa tras estrofa, a su progresión alucinada
llamándolos hermanos con una mano en alto, llamándolos amigos, compañeros, compañeras
pero sin ironía, con abrazos, en mitad de una calle que se puebla de presencias
cada una con sus apellidos y sus nombres
cada una con su ser social y su conciencia social
a la salida de un cine, por ejemplo
o en la puerta de un supermercado
cada una con sus necesidades y sus contingencias
cada una con sus vestimentas y sus sudores y sus desasosiegos
cada una con su mochila y su deseo sin resolución —revolución
y con sus sueños, sobre todo sus sueños
que no saben perderse en el mundo tal cual es
ni declaran su inexistencia o se hipotecan a los vaivenes de la vacuidad
(significados puros contra la impertinencia de lo real)
y pensaba en ellos como quien desdice su sincero desconcierto
y abre una ventana en lugar de cerrarla
aquí mismo, en esta hoja de papel intransitable
abre una ventana en lugar de cerrarla

                                     con la necesidad de contrariar adversativos
                                     e imaginar todo lo imaginable, todo lo redimible
                                     en el mínimo espacio de un encuentro animal
                                     en un campo común que no se sabe común
                                     y clausura sus declinaciones y sus consecuencias
                                    para hacerse navegable en la tierra de nadie
                                    feroz como frontera, como campo minado
                                    es decir, un tránsito, un ansia
                                    en pos de un horizonte pluripersonal
                                   de cuerpos que se palpan, que palpitan
                                   y se aúnan en una multitud sin predicados
                                   contra la teoría de su soledad
                                   contra las abstracciones de su soledad
                                    contra las emanaciones de su soledad
y respira.



                                                                  (Textos del libro Campo minado)