TEASER: ÓSCAR HIDALGO. CELESTES CUERPOS

 




perspectiva de ave en vuelo

 Clavados en tierra, difícil es tener fe más allá de los humanos

       hombros,

 sobre los que nuestras cabezas crean entelequias

 como madre o padre, sin abstracción, como generosidad o

      solidaridad,

 sin concreción, y una multitud más de palabras que confundimos

 con aquello que en nosotros respira para creer en fantasmas.


Desde las alturas, es clara nuestra prosaica materialidad de polvo,

 nuestra única fe en lo visible, aunque nos engañemos con Dios

 y toda la familia de metáforas con las que hacemos

 oraciones y parábolas para ocultar, con nombres falsos,


el silencio de las cosas, su naturaleza real sin nombres.

 
Las aves son libres de la misión de entender el mundo,

 pero, contemplado desde la altura de su viaje alrededor del globo,

 el hombre no es más que otra partícula del viento,

 y es esa su plena tristeza: nada de especial esconde su materia

 que, aunque suena, no podrá migrar jamás a certeros meridianos.

 


lo inmenso es consuelo


El inalcanzable final del mar: perspectiva de mirada

 sin consuelo y de cuerpo que, con manos vacías,

 anuncia el abismo de inúmeros desconocidos,

 enredados en el propio aire que llena tu horizonte.

 

 Nada de fraternal posibilidad de nube

 cuando la lluvia humedece tus dedos

 y eres incapaz de conmoverte por los muchos suicidas

 que se arrojan siempre de espaldas a los seres celestiales.

 

Situados en los umbrales, pero a puerta cerrada,

 como si esperaran la aparatosa caída del cielo

 por el peso de la luna o las estrellas,

 se les hace un nudo en la garganta y se vuelven fantasmas.

 

 Quieren que las aves como los hombres

 contemplen el mar y se entristezcan de anhelar el firmamento,

 pero lo dicho es cruel y natural pleonasmo:

 cualquier ser que vuele es penoso abatimiento de la luz.

 

Puede mirarnos con vida desde el cielo.


 

 




acróbatas

 Me equivoqué con la metáfora,

 pero jugando con palabras me prendí de ti:

 o bien demasiado literal, o bien demasiado exagerado.

 Dos acróbatas son un trozo de quietud

 entregado al reposo del tiempo, pero el tiempo

 son dos pájaros devorando con avidez la luna.

Con cada palabra que pronuncio

 descascaro un poco más la gran farsa con que escondo

 no la inmensidad sino lo insignificante de mi vergüenza.

 

 Una espiral de voz golpea mi rostro,

 se hace tierra en mis zapatos,

 me exige terminar estas líneas, prosaicamente y con mesura.

 

 Luego, todo comienza a hacer de nuevo agua,

 pero si algo hace agua, la realidad es tan retórica

 como la poesía, es decir, la prosa es poética.

 

 Poesía, verdad profunda más allá de los umbrales,

 conocimiento iniciático del médium,

 materialidad puramente musical del lenguaje…

 

 Solo podría enamorarme de ti o de cualquiera,

 sin rastro de metáfora, si la realidad fuera poesía

 y la prosa, tan solo, una figura retórica que desarmara el silencio


 para poblarlo de trapecios vacíos

 

 

apuntes sobre el huerto de mi padre

 
Otros y yo somos tu tristeza, el sol que se acaba en tus ojos.

 Tu vida, un montón de palabras, salidas de tu propia boca.

 Pretendías que el cielo te pagara tus recuerdos,

 pero la inmensidad celeste no se deja penetrar por ninguna incoherencia.

 Ya tus flores hace mucho que han muerto, y aún no sé decirte padre.

 El huerto ya no existe: no fue de nadie, menos de nosotros.

 Soy la hormiga que tiró el inmenso pacay que nos hacía sombra,

 tu árbol favorito, el que te hacía soñar corriendo en la montaña.

 Fue la única manera de encender el cielo y olvidarte.

 

 

 

 

 

 

PABLO DE CUBA/ CANTOS DE CONCENTRACIÓN

 


Mme. de Asbaje

[Sueño de monja produce monstruos]

De don Luis son las viudas, de Mallarmé las putas,
deja que las niñas el trompo bailen –
Siempre tú, malandro –
Mas queda sola,
expuesta a sus iguales queda sola –
O cuestión de rimas –
Por bellacas, dijo Superiora reclamando le un espacio –
—Ay Madre, es el náufrago venido entre sus líneas,
de sus erguidos torreones he dado fe –
Castaños sus vellos entre risas asomaban:
—Den me esa flora para educar la en lo que el Verso –
Entre los huecos más propicios se acumularon voces:
Piramidal, funesta, miedosa de gacela
una negra por el demonio sacudida
—¡CALLEN! ¡CALLEN!, que pa’ luego es virgo –
—Amore mio, ¿de qué forma? –
Hasta penetrar garganta hasta elevar le el tono –
Entre leonas queda: con indicante dedo –
En süave aparición mostró se en cueros:
—No soy digna de que entres en mi casa
pero una palabra tuya bastaría,
Mallarmé malandro.

 

Métier
[Ya cansada de copular, Sílaba logra esterilidad]

Que Das Kapital fue escrito con amor no caben dudas –
Sus sílabas copulan a todo dar,
a tutiplén fornican para crear labor,
y eso es génesis –
Hasta preñar al Discurso estéril –
En Tréveris, por amor de tu nombre –

Que Sein und Zeit fue escrito con amor no caben dudas –
Unas a otras sus sílabas se aman,
para educar pupilas sus sílabas se aman,
y eso es bello –
Hasta lograr poesía en Auschwitz –
O en hospital de Marsella, en el principio era el Verbo –

Acontecimientos de amor, no caben dudas.





Allí donde Sílaba nace, vía el oído
[Para ejecutar la tala de Selva selvaggia]

Cuando helada y aleteo aprieten Texas
sabrás que de Onto ya te alejas –
Hubo un gorjeo de ficciones
Se oyeron coros en la casa de Sorge
esto es, en la cumbre testaron los rumiantes:
deslenguar a Imagen por lengüilarga ella,
demasiados siglos educada en Meta –
No se pudo escribir poesía después de Auschwitz
aunque hubo erecciones que mulatas iniciaron –
He puesto mi izquierdo para que coma el cuervo
Sus diecisiete maneras (diecisiete) de mirar nos –
Dante, Dante, por qué en la Texas selvaggia ya te adentras,
ofreciendo tu lengua entre novicias? –
Con las mismas manos de ordeñar la, aggie aria,
alimento sano a los modernos –
Voy al encuentro con Guido en inmediaciones de Rímini
pero en el hotel de madame Pujol no podré hospedarme,
salvo insomnio:
He visto a Tarzán Carles saltando duro entre alemanes –
Estuvo paciendo a las reses al fondo
(Félix, felices faunos)
o alambradas cimbraron entre los gases áureos:
Guattari Guattari,
maulló el gato que por lomos escapaba –
1 florín, 2 florines, fijo el junco:
José Lezama Lima blande alta su batuta en Auschwitz.

 

Cuando Poesía volvió a escribir los
[Perdidos unos, otros inspirados]

No se puede escribir la después de Auschwitz –
Olía a vulva entre los pobres desnudos
abrazados
permutaban sus lenguas por amor de los gases:
Ay Janecska Janecska ay dein goldenes Haar ay –
Olía a delirium –
No se pudo escribir la después de Auschwitz –
¿Acaso lo intentas?


Fotografías de Angela Strassheim 

MAGDALENA CHOCANO. RUIDO CANÓNICO VERSUS POESÍA

 


El trabajo de la poesía en la materia de las palabras es un lance lento, a veces acelerado por la irrupción que recibe el nombre algo desgastado de inspiración. Los poemas son la prueba última de este trabajo, y al leerlos lo que tenemos ante nosotros la mayoría de veces son unas pocas líneas, los versos, dispuestas en un papel en blanco que podemos murmurar,  leer en silencio, o francamente declamar. Este acto concreto, sin embargo, necesita una especie de silencio, que no debemos confundir con la reverencia religiosa, ni con un ceremonial por muy laico que se quiera; es un silencio activo para absorber las palabras escritas en una hoja, o quizá, con más suerte, las que va recitando algún/a poeta con mejor o peor entonación. Se parece más al silencio que practica el que afina el oído al oír un concierto.

Hasta qué punto los comentarios de poesía propician esta disposición es muy discutible, pues las más de las veces los versos quedan sepultados por la artificiosa preocupación de crear taxonomías, inventar genealogías de influencias prestigiosas, legitimar «escuelas» o tendencias y cosas afines. Toda esta actividad no necesariamente conduce a la mejor lectura de poesía. Es más bien un desvío, un ruido, una interferencia. Ejemplo de ello son numerosas reseñas de poesía publicadas en Babelia, el suplemento cultural del importante diario español El País. Al leerlas podemos enterarnos de las manías y preferencias del reseñador, pero apenas si lograremos entresacar un verso del poeta reseñado.

En el Perú, últimamente algunos medios periodísticos han identificado la crítica de poesía con la idea de formular un «canon». Los esfuerzos en este sentido son en realidad intentos de hacer que la poesía entre en el redil literario de una buena vez. Convertida en un bien cultural, podría ser gestionada, vigilada como una especie de patrimonio, domesticada como parte de un «capital académico» o «intelectual». Pero hay algo en la poesía que justamente se rebela contra este proyecto, y eso es lo que debemos asumir de su práctica y de su lectura: esa dimensión de tiempo no sometido al exaltado ciclo del capital diversamente adjetivado; esa exigencia de cortar con el ruido para poder penetrar en su dominio.

La precariedad misma del ámbito poético, definida por la dificultad editorial, que es básicamente la realidad de una circulación no mediada por el mercado, indica a las claras que la poesía en este momento del desarrollo capitalista es uno de los «objetos» más refractarios a convertirse en capital, lo cual, bien mirado, es un motivo para una cierta esquiva felicidad, pues afirma tenuemente la posibilidad (¡aún!) de un arte gratuito, libre, que incluso brota indiferente al maniático circuito mercadotécnico. «Aducir» la poesía como un argumento para ocupar un espacio cultural exige ante todo desoír los poemas, si bien eso (¡precisamente!) puede llevar al triunfo literario de un poeta o de grupos enteros de poetas. La poesía no es cultura, ni es discurso; tiene cierta relación con estos ámbitos pero los sobrepasa y los elude, por eso mismo la poesía dificulta, traba y repele la formación de «capital cultural». Que haya interesados en establecer un canon (¡nada menos que poético!) que proclamen también su condición de poetas, es un dato de poca relevancia para la poesía, aunque pueda interesar a la sociología como indicio de la alienación que fomenta el mercado cultural-literario. Y es que la poesía no vale nada.

Fotografía de Julie Blackmon

JOSÉ MIGUEL ULLÁN. RESPONSOS

 

ESTO ES HECHO. Que acicalen tu lengua y tu mano la incolora cebolla del muerto. (Hay tela.)No te avergüences de su gota apenas: finis coronat opus. Ciérrale el ojo y fuma (hay mortaja),tiritando de anhelo y de torpeza. A cada credo, mira o remata mustiamente a las amargas telarañas. Hay cuchara.

 

ullan

 

La noche que aquí yace vaticina otra isla más menguante. El reino de la luna está fundado sobre una esponja.

 

ullan

 

OJO DÓCIL, lo mismo que la niebla del arcano final.
Humo de la mirada, crimen cóncavo cuando el agua amanece.

 

ullan

 

LA PUERTA empieza a devanar sus hilos.
Nadie saca la aguja del candado.

 

ullan

 

EN DÍAS OTOÑALES, la calavera fue morada del ángel y no turbio destino. Pero llegó el invierno a los confines de la lectura mentirosa.

(Ciérrate en banda)

 

ullan

 

CUAL AMANTE que avanza lentamente entre azufre y mercurio.

 

 

ullan

 

 

EL AVIÓN PLATÓNICO no existe

Y el cuerpo a despegar ha comenzado.

 

ullan

 

ENTRAD, ENTRAD DESNUDOS en la última noche de la nieve enemiga.

 

Dichoso será aquel que se prolongue y en medio de las llamas no se encienda.
Entrad, entrad cayendo como las dinastías.

 

ullan

 

HAY CUCHARA. Hay lunares y cruces. Hay lágrimas. Hay relinchos y abrazos. Hay honor. Hay oscilantes almas. hay cejas, bocas, canas. Hay cola. Hay amores sin alas. Hay nada. Ceniza del hay ido, pintura; ceniza del ay ido, palabra.

 

ullan

 

HAY UN SUDARIO DE PAPEL… No sigas. Puedes palmar en un decir amén.

DIEGO L. GARCÍA. MOVERSE EN LA INMOVILIDAD: ACERCA DE CAMPOS DE FRUTILLAS Y OTROS ENSAYOS DE FABIÁN CASAS

 


El poeta norteamericano Boy Fracassa, contemporáneo de los beatniks, en algún momento viajó a Brasil para alejarse del ruido de la ciudad. Allí escribió, excediendo los límites de sus propios poemas: “inspirar hacia dentro del mundo, expirar nuestra presencia en el mundo”. Ese movimiento, derivado de The Four Quartets de Eliot (“The stillness, as a Chinese jar still. Moves perpetually in its stillness”) es también el movimiento de los ensayos que Fabián Casas nos presenta en este libro.

Si bien la cita de Eliot la utiliza Casas en el hermoso ensayo final, “Campos de frutillas por siempre”, para hablar de su manera de encarar las clases del taller que coordina, refleja una imagen cabal de todo el libro y su estructura orgánica. El movimiento estruendoso, grandilocuente, que suele agitar el ánimo de muchas y muchos literatos queda acá fuera de línea (como ese alumno al que era mejor felicitar por teléfono por su genialidad que soportar sus comentarios); la prosa de estos ensayos es genuina, sin espasmos, y por ello puede deslizarse con la suavidad de lo se tiene bajo control. ¿Y de qué otra cosa puede uno disponer más que de la experiencia? El resto de lo vital, las palabras por ejemplo, está más allá de lo aprehensible.

La primera nota que volqué en mi cuaderno ni bien cerré el libro decía: Pienso en esas películas de kung fu: el maestro shaolín te da un golpe imprevisto mientras barrés las hojas del templo. ¿Será que el aturdimiento es una forma de claridad? Y ya cuando volvés, ese patio pequeño e infinito es parte de vos. La lectura es un sueño dentro de un sueño. En este libro sueñan adolescentes en disquerías, papás conduciendo en largos viajes, histriónicas empleadas de videoclubs, pibes de Boedo que navegan con el Corto Maltés, hombres mosca enamorados, forenses de videoclips y otra gente que sabe reír. ¿Qué más pedirles a las palabras?

Lo que pensé ahí sobre la lectura tiene que ver con mi experiencia, o mejor dicho con dos experiencias que se entrecruzan: la posibilidad de crear (tal como la descubre el niño Fabián que escribe su propia versión barrial de El Principito, exaltando ya la potencia del “método fallido”) es una de las claves del lector gozoso. Y de esa manera, uno encuentra en los textos de Casas la libertad de escuchar un disco de Neil Young junto con uno de Julio Iglesias, de imaginar conversaciones entre Mark Fisher, Charly García y Lucas Martí, de asistir al backstage de un videoclip de Babasónicos… o de seguir barriendo las hojas del templo. La riqueza de esta experiencia radica en que todas las opciones son posibles a un mismo tiempo, ¡y cómo dejarlas pasar!

No resumiré el asunto de cada ensayo. De hecho, algo de lo que más se disfruta es ir descubriendo hacia dónde van las tramas, poco presumibles, a medida que se desenrolla el paño. Quien se interne en estos campos lennonianos tendrá garantizado un puñado generoso de pasajes bellísimos, muchos discos para repasar o conocer y muchos libros para ir a explorar (de esos que no importa si ya leíste, porque son siempre nuevos: Williams, Artaud, Pratt).

Para concluir, debo señalar que, si bien hay elementos de autobiografía, de diario de época y de programa filosófico, resulta un libro en absoluto presente. Algo muchas veces dicho pero no siempre tan ajustado. El método fallido lo asegura. El asombro y el disfrute surgirán del mismo lector, como esa respiración que se vuelve presencia cuando lo sutil sacude la obviedad.

PRIMICIA: MICHAEL DRANSFIELD. TODO, DE PRONTO, COMO NUNCA ANTES. TRAD. HERNÁN BRAVO VARELA


Michael John Pender Dransfield (Sydney, 1948–1973) fue un astro incendiado en la bóveda australiana: cuya palabra se abrasó en su propio resplandor. Hijo de la retórica inglesa y de la contracultura lisérgica, convirtió el poema en alquimia del cuerpo y del verbo, donde cada imagen respiraba como un metal en combustión. En
The Inspector of Tides y Drug Poems, la sustancia se hizo teología, el delirio método, la disolución una forma de conocimiento. Murió joven, víctima del exceso de ver, dejando una voz suspendida entre el sacramento y la toxicología. Redescubierto en el siglo XXI, su poesía reverbera hoy como un evangelio químico de la modernidad.

En el ámbito hispano, el poeta mexicano Hernán Bravo Varela con fervor filológico tradujo especialmente para Transtierros algunos de sus poemas  confirmando a Dransfield como una de las más altas iluminaciones del siglo breve. 









Las inteligencias y los despachos más secretos de un extraño país

 

cuando piensan

que nadie está escuchando

cantan las máquinas

 

de noche

cuando camino sin poder dormir

las oigo

 

sobre todo

a las plantas de refrigeración

que susurran y traquetean en su propia

lengua mecánica

 

ya despiertos

miramos fijamente en el café

no hay nada que decir

 

allá afuera los

pájaros del mundo

encuentran algo sobre

qué cantar



Girasoles, Arles

 

Todo, de pronto, como nunca antes, se hace realidad.

Debería advertirse desde el comienzo, eres impaciente,

vastos movimientos veloces de las manos, barridos de color,

difuminados, la velocidad doliente de la carestía, arranca

con una sola imagen luego extiéndela hasta ocupar la vista.

Es tan simple al principio, la exuberancia de lo que se expresa.

Puedes hablar con manos no hace falta

abrir la boca. Pero dentro de un mes o en la estación

que viene ardes camino a la fragmentación

todas las cosas se repiten todas

estallan en colores increíbles y no puedes al fin

ni pronunciar un solo pensamiento o describir durante tu trayecto el aroma

del campo.

Los tonos y texturas permanecen tan sólo es tu repentina

imposibilidad para comunicarlo. De manera que lanzas

contra ti un ataque con armas luminosas... teorías y relatos de épocas

doradas... reyes locos, esos fueron los tiempos de una transición así.

Y tú, Vincent van Gogh, ¿qué tienes que decir

que se rebele contra el gran incendio del sol

o reproduzca un girasol distinto? Pero ya todo ha muerto.

Estás en los museos ahora, nos informan

de tu oreja perdida, del color amarillo

que pintabas... ya todo son fantasmas.

 



La tierra de las papas

 

Al rey Pedro

 

En el palacio duerme tu familia

todos han muerto ya y han sido envueltos

en ropas blancas dentro de estuches de cristal

 

todo es imposible

o fue prohibido

 

una pantalla gris nos muestra al dictador y a los civiles

que intercambian saludos en la calle y el palco,

desesperadamente, como si no hubiera lenguaje




En la tierra

 

me despierta el dolor y me alzo entonces

como una extraña luna mi cabeza

llena de mierda     a la deriva.

hasta llegar a una ventana        llueve

todo el día sin excepciones

tiemblo y los caballos tiemblan pacientemente

en pie bajo la lluvia

 

incluso un cielo azul sería tan peligroso

como astronave oscura cuando

tuvimos siete años de sequía y matamos animales

a tiros por amor a ellos

 

los problemas metafísicos no logran

seducirme   no hay primavera

ni verano aquí       ninguno desde que los árboles

fueron talados y las tribus

diezmadas   esto trajo a la tierra mala suerte

 

nunca sabremos lo que le dijeron

a sus hijos pero seguramente fue

poesía







Isaías (Lucas 3:4)

 

Mejor morirse de hambre,

ser nada, disolverse

de forma significativa en un punto de luz

tan diminuto como la estrella más lejana, ser

solo una voz en vastas multitudes;

así como, al estar entre el gentío, detectamos

a uno que habla muy bajo, que apenas se le oye,

y todas sus palabras son poemas, y todas sus verdades,

filosofías. O menos: hablar al interior,

no hacer declaraciones, rechazar cualquier título,

ser tan real como es real un esqueleto;

huesos que ya no visten carne alguna; ascetismo.

Igual que Milarepa, quien tomaba una sopa hecha de ortigas

y cantaba sus himnos a los bandidos que pasaban,

reducido, en esencia, a un puntito de luz.

 


Carta a la gente sobre los pelícanos

 

me levanté temprano

preocupado por un

oscuro tema

 

decidí

comenzar una nueva escuela de poesía

 

algo relacionado con la temperatura

 

me acordé sin embargo del pelícano

blanco americano

 

los de su especie viven en

la isla anacapa

a ochenta kilómetros de california

 

no parecían correr algún tipo de riesgo

 

la contaminación

los alcanzó

ponen

huevos curiosos

 

sólo cuatro de cada

seiscientos

no se rompieron al ponerse

 

a los peces los envenena el mar

de manera que focas y pelícanos que

comen peces

también están envenenados

 

pensando en mis

poemas diferentes sin riesgo

que no ayudan en nada

tomé la decisión

de ayudar a los animales

 

estás matándolos

la gente de tu casa

le jala al baño y echa la muerte al mar

 

tiene más relación con

el comercio y los gobiernos

 

por eso no comenzaré con mi

revolución poética

 

en su lugar prefiero una

escuela de química reconstructiva

 

enseñarle a volar a los pelícanos

de mocba a washington

a volar alto

a arrojar huevos bomba

 

 

Selección y versión al español de Hernán Bravo Varela

[Material seleccionado de Michael Dransfield, Collected Poems

(Rodney Hall, ed.), St. Lucia, Universidad de Queensland, 1987]

JOHN ASHBERY. EFECTO DOMINÓ

 


El 2 de noviembre del 2016 John Ashbery publicó en 
The Nation un poema sobre Trump, el mismo no ha sido recogido hasta hoy en ningún libro. Gracias a la gestión de Daniel Aguirre Oteiza, y a la autorización del propio Ashbery  para publicarla, aquí se lo ofrecemos, pese al tiempo transcurrido, casi con el carácter una de primicia.

Muy agradecidos con Daniel -amigo de esta casa- y cómo no, con  Mr. Ashbery, quien ya no está más entre nosotros.

https://www.thenation.com/article/domino-effect-2/

 

DOMINO EFFECT

For an erection lasting more than four hours
tell him you don’t agree with him.
The most desirable of her pots
authored a vast intelligence.
Don’t make me sick of this,
followed every year
(I assume that’s what everybody does),
to return at 6 o’clock in the morning.

Everything is changed. Even as we speak,
parliaments fall, people emerge and die.
Was this revenge for the last time?
Efforts at not being American
expanded, climbing the fan of the new continent,

hard as the proverbial rock.

 

EFECTO DOMINÓ 31 de agosto 07

Por una erección que dura más de cuatro horas
dile que tú no coincides con él.
La olla más deseable de ella
fue autora de una vasta inteligencia.
No hagas que me ponga malo esto,
seguido cada año
(asumo que eso es lo que hacen todos),
para volver a las seis en punto de la mañana.

Está todo cambiado. En lo que hablamos,
caen parlamentos, surge gente y muere.
¿Fue esto venganza por la última vez?
Esfuerzos por no ser americano
se expandieron, trepando por el abanico del nuevo continente,

con la dureza de la roca proverbial.

 
Traducción de Daniel Aguirre-Oteiza

Para Adriana,
amiga mexicana ,
ciudadana de la “República Popular” de Cambridge.