Hace unos días en el momento en
que Luciana Horvat, en el contexto de una entrevista quehabíamos pactado con el
propósito de hablar de Malincuor http://www.letras.mysite.com/mmed301125.html
y, de pronto, me sorprendió poniendo en la mesa de juego su interés en
la existencia de Transtierros, confieso que me sentí desconcertado.El nombre de Luciana, más allá de la natural empatía que se suscita entre los
eslavos, me resultaba próximo y, a la vez, muy, muy lejano, a la orilla de los
cientos de nombres a quienes alguna vez he reprobado. Tal vez por la necesidad
natural de capear la posibilidad de un mal rato —y más si este parecía
amenazarme en plena entrevista como si se tratara de una contienda—seguí la
pauta con aparente concordia.
Si bien Luciana tuvo la decencia de solicitar la entrevista habiendo leído Malincuor,
cosa que ya no es muy frecuente, ella parecía estar atenta, aguardando el
momento oportuno para lanzar la pregunta que sagazmente escondía bajo la manga.
Hasta que se dio. Luciana (la cito) «creció leyendo Transtierros» y, mientras
estudiaba en la UBA intentó no una, dos o tres veces, ¡fueron cinco¡ las veces en las que ella nos mandó colaboraciones para Transtierros siendo todas rechazadas. No
había de qué disculparse inventando alguna estratagema. Luciana había regresado
a Split como investigadora de la Sveučilište u Splitu, era tenaz. Mostraba ese
particular carácter que surge del inat, el cual no será nunca una
exclusividad de los serbios —tal como ellos lo proclaman. Le expliqué que, a
veces, las cosas suelen ocurrir así y que, seguramente pronto llegaría su
momento —pues, como también le confesé, estaba vivamente interesado en conocer la
escritura de los poetas croatas contemporáneos. A Luciana no pareció
interesarle la propuesta y, muy firme, confesó: «quiero escribir sobre
Transtierros». Pregunté específicamente, pero «¿de qué»? Ella mantuvo un
instante de silencio y, luego, muy oronda, solamente acotó: «de cómo el tiempo puede
cambiar un refrán, en este caso de cómo ‘a la sexta va la vencida’». La
persistencia me conmueve, suele parecerse a la poesía, y fue así que, con algo de resignación, me
descubrí aceptando su propuesta. Este fue, más o menos, el origen del ensayo
que comparto, y por qué no confesarlo, habiendo cambiado la resignación inicial
por el rubor de cierto orgullo.
Mejor me callo. Les comparto el texto.

elda di malio
Que una, mientras intenta
—consciente, delirante, gozosa, irónica hasta rozar lo indecente, afectiva en
la forma de una burla compasiva, autoconsciente de que cualquier intento de
reducir la literatura a índices (impact factors, quartiles, DOI, Scopus,
WoS, actas de congreso, manuales de estilo, plantillas de peer review,
comités, formularios, protocolos, checklist, resúmenes, abstracts, métricas de
citación, ficheros de bibliometría, informes de comités y toda la parafernalia
burocrático-académica), y consciente de que Lispector (“escribo para saber
lo que pienso”, 1973), Barthes (“no hay experiencia más íntima que la
escritura”, 1975), Ricoeur (“interpretar es ser capaz de experimentar el
sentido”, 1965) y Derrida (“la interpretación es acto ético sobre la
palabra”, 1978) anticiparon, celebraron y conjuraron la imposibilidad de
reducir la literatura a fórmula, métrica, índice cuantitativo o cita
reproducida mecánicamente)— narrar, analizar, contextualizar, ejemplificar,
justificar, glosar, interrogar, interconectar, desplegar, argumentar,
demostrar, reflexionar, traducir, comentar, digerir, sintetizar, criticar,
ironizar, afectuar, leer, sentir, risar, cuestionar, bifurcar, replantear,
multiplicar, subvertir, problematizar, sugerir, anticipar, recordar, reinterpretar,
entrelazar, resonar, contraargumentar, parafrasear, digredir, confundir,
invocar, combinar, hibridar, reorganizar, meditar, especular, conjeturar,
fantasear, deliberar, contradecir, insertar digresiones, multiplicar notas al
pie, desplegar ironías, ejecutar guiños marginales, insertar comentarios
auto-reflexivos, reconfigurar sentidos, superponer capas de lectura, replicar
analogías, invocar intertextos invisibles, generar micro-apuntes, desarrollar
meta-análisis, anticipar contraargumentos, traducir silencios, registrar
pausas, señalar omisiones, construir enlaces infinitos, manipular referencias
cruzadas, organizar comentarios marginales, insertar paréntesis dentro de
paréntesis (hasta cuarenta niveles), tejer capas de notas, anticipar
incomprensión del jurado, ironizar sobre impact factors, DOIs, Scopus,
WoS, quartiles, actas de congreso, reírse de la omnipotencia de comités
académicos, reflexionar sobre la respiración demiúrgica invisible, anticipar
digresiones, comentarios marginales, notas dentro de notas, intertextos
invisibles, metáforas dentro de metáforas, analogías dentro de analogías,
premoniciones, anticipaciones, desvíos, interrupciones burlescas, traducciones,
teasers, fragmentos, fragmentos de fragmentos, referencias cruzadas infinitas,
digresiones infinitas, capas de meta-comentarios, comentarios auto-reflexivos,
guiños irónicos, ironías dirigidas a la academia, subversiones infinitas,
bifurcaciones de bifurcaciones, comentarios marginales de segundo, tercer y
cuarto nivel, notas dentro de notas dentro de notas, enlaces dentro de enlaces
dentro de enlaces, interrupciones que generan otras interrupciones, digresiones
que anticipan otras digresiones, comentarios que anticipan comentarios que
anticipan otros comentarios, anotaciones que se multiplican en espiral, juegos
de palabras que se devoran unos a otros, guiños que replican guiños,
premoniciones de citas futuras, anticipaciones de artículos que nunca serán
leídos, llamadas a lectores imaginarios, llamadas a jurados imaginarios,
exclamaciones dentro de exclamaciones, interrogaciones que se responden a sí
mismas, metáforas infinitas, analogías imposibles, comentarios que se refieren
a otros comentarios que se refieren a comentarios, paréntesis que contienen
paréntesis hasta cuarenta niveles, notas al pie que se devoran notas al pie,
digresiones que contienen digresiones que contienen digresiones, intertextos
invisibles que generan intertextos invisibles, fragmentos de posts que se
intercalan dentro de fragmentos de posts, digresiones infinitas que se
bifurcan, comentarios marginales que se multiplican en columnas, bloques de
texto que se retuercen sobre sí mismos y se expanden de manera fractal, capas
que se superponen, intercalaciones que se reinician, columnas de notas que
interrumpen columnas, líneas que devoran líneas, palabras que se reproducen en
ecos y murmullos infinitos, signos de puntuación que se multiplican hasta
perder sentido— se encuentra atrapado, fascinado, perdido, encantado, irritado,
gozoso, delirante, y simultáneamente obligado a reconocer que la diferencia
radical de Transtierros con cualquier otro blog literario, mediático o
académico, consiste en la constelación paracadémica infinita, la
respiración demiúrgica invisible y burlona, la heterodoxia absoluta, la
irreductible presencia de la escritura que se expande en fractales, la
multiplicación de sentido, la ironía corrosiva hacia comités, jurados, papers y
anteincertidumbrosos que solo repiten lo simple, lo transparente, lo viral, lo
que vende como moda inducida por el mercado, mientras Transtierros respira,
bifurca, se multiplica, se ríe y se burla de todo, incluyendo a su propio
lector y a los jurados mismos, invisibilizando a su director como acto poético
de resistencia, desafío y conspiración demiúrgica absoluta, convirtiendo la
aparente invisibilidad en manifiesto performativo de heterodoxia, desacato
académico y celebración de la escritura imposible.
Al recorrer los posts más
significativos —fragmentos de Juan Andrés García Román, Erwin Hernández, Julia
Castillo, Reynaldo Jiménez, Tania Favela, Diego Otero, Felipe Cussen, Sandra Moussempès, Gastón Agurto y Héctor Giuliano—
se percibe un patrón de escritura que se niega a la transparencia inmediata y a
la simplificación del sentido, buscando intensidad y multiplicidad de lecturas.
Los apuntes sobre poesía española, los textos de traducción de Su Xiao Xiao y
las reflexiones sobre la heterodoxia se entrelazan con el humor, la ironía y la
crítica sutil a la literatura comercial, a los papers autocitados, a los
índices de impacto, a los comités y a la omnipresencia de lo previsible.
Transtierros se burla de lo rápido, de lo simple, de la transparencia inducida
por el mercado y, al mismo tiempo, celebra la complejidad y la intensidad de la
escritura, como un espacio en el que lo difícil no solo se publica sino que se
multiplica, se bifurca y se reinventa. En la tercera etapa, la
riqueza de los posts se combina con un tono autorreflexivo, donde cada
fragmento funciona como nodo de un entramado mayor. La publicación de la autora
finalmente aceptada después de múltiples rechazos se convierte en una celebración
íntima de la escritura: la alegría de que la palabra encuentre su lugar, aunque
ese lugar no se ajuste a las expectativas del mercado ni de la academia.
Transtierros no busca validación inmediata, sino crear un espacio de lectura
donde lo que importa no es la visibilidad, sino la significación, la
multiplicación de posibilidades, la generación de interconexiones y la apertura
de caminos inesperados. Cada fragmento, cada comentario marginal, cada
digresión funciona como respiración, expansión, bifurcación constante; un acto
de presencia que resiste toda simplificación.
A diferencia de otros blogs
literarios, Transtierros permite que los textos se desarrollen en su densidad y
longitud, sin ceder a la inmediatez ni al espectáculo, con un humor irónico que
acompaña cada digresión, desafiando al lector a recorrer caminos que no se
encuentran en los formularios, en los índices ni en las métricas de impacto.
Cada post funciona como un nodo de sentido autónomo, conectado con todo el
entramado, donde la alegría de la escritura y la celebración silenciosa de los
autores se perciben sin necesidad de declararlo.elda di malio
Finalmente, Transtierros
muestra que la literatura puede resistir la simplificación, que lo
complejo puede ser leído, disfrutado y celebrado en un espacio que parece
simple, pero que alberga multiplicidades infinitas. La heterodoxia, la
intensidad, la ironía, la autorreflexión y la alegría por ser publicada se
entrelazan, haciendo de este blog un campo expandido de escritura
inaprensible, donde la literatura se respira, se multiplica, se bifurca y
se celebra, lejos de la moda, de los índices y de la aprobación institucional.
Y así, mientras uno contempla la sucesión interminable de posts, fragmentos,
teasers, traducciones y notas marginales, surge un deseo vehemente,
silencioso pero persistente, de que Transtierros no desaparezca nunca;
de que su constelación paracadémica, su respiración demiúrgica, su humor
irónico y corrosivo, su capacidad de bifurcación infinita y de resistencia
discreta frente a la superficialidad, el mercado y la academia, perduren en
el tiempo, expandiéndose como un espacio donde la literatura compleja y
heterodoxa pueda seguir existiendo, multiplicándose en cada lectura, en cada
fragmento, en cada risa compartida y en cada silencio reflexivo. Porque
Transtierros no es solo un blog: es un lugar en el que la escritura se afirma por
sí misma, donde el acto de escribir es simultáneamente una celebración y un
acto de desafío, y donde la intermitente invisibilidad de su director, lejos de disminuir su
poder, le confiere una fuerza autónoma y duradera, un campo de
independencia y creatividad que persiste más allá de toda expectativa, más allá
de la moda, de las métricas y de los comités. Que Transtierros continúe,
entonces, como un nodo perpetuo de heterodoxia, un espacio en el que la escritura
pueda respirar libre, bifurcarse infinitamente y, sobre todo, seguir siendo un
refugio para lo complejo, lo intenso y lo insustituible.